La Cabalgata de Reyes Magos de Alcoy cumplió anoche 131 años, y lo hizo siendo fiel a sus orígenes y con una mágica estructura concebida desde un primer momento para hacer volar la imaginación y los sueños de los más pequeños. Miles de personas abarrotaron las calles del recorrido para arropar a Melchor, Gaspar y Baltasar, en un desfile que contó con 1.500 participantes y que volvió a tener en la Adoración su momento más espectacular.

La capacidad de atracción de la Cabalgata de Alcoy parece no tener fronteras. De nuevo fue una auténtica multitud, configurada por alcoyanos y visitantes, la que se congregó en las calles de la ciudad para asistir al desfile de los Reyes Magos, que una vez más no defraudó en absoluto.

A las seis en punto arrancaba desde El Camí una comitiva integrada por 1.500 personas, y encabezada por los grupos de danzas Carrascal y Sant Jordi, así como el Embajador Real. A continuación aparecía el primero de los reyes, Melchor, acompañado por La Degollà, seguido por Gaspar y un séquito formado por la Filà Tomasinas. Cerraba el desfile Baltasar, con el acompañamiento del Colegio de Agentes Comerciales.

Los tres monarcas llegados de Oriente cubrieron el recorrido a lomos de hermosos camellos, y apenas dieron abasto para besar a los cientos de niños que eran izados por los padres hasta sus monturas.

El acto de la Adoración, en la plaza de España, volvió a ser el momento más espectacular, merced al impresionante castillo de fuegos artificiales que se disparó desde detrás del campanario de Santa María a los acortes del Aleluya de Haendel.

Pese a su dilatada trayectoria forjada a lo largo de los años, la Cabalgata sigue repleta de vitalidad, y en estos momentos, de la mano del Ayuntamiento, pugna por convertirse en Patrimonio Mundial junto al resto de actos que configuran la singular programación de la Navidad alcoyana.

El desfile, en lo esencial, mantiene la misma estructura desde la última parte del siglo XIX. La primera Cabalgata salió a la calle con unos contenidos básicos que han permanecido inalterables hasta nuestros días. Los Reyes Magos entraron en aquel momento a la ciudad escoltados por un séquito de pajes y antorcheros, personajes que siguen siendo protagonistas en la actualidad.

Posteriormente, con el paso de los años, se han ido llevando a cabo diferentes incorporaciones que no han hecho otra cosa que enriquecer el resultado final, pero siempre respetando la esencia original. Este es el caso de los grupos de danzas o las bandas de música que acompañan a cada uno de los monarcas, y también del espectacular acto de la Adoración en la plaza de España.

Pero si ha habido algo que ha caracterizado desde siempre a la Cabalgata alcoyana es su vocación de hacer volar la imaginación y las ilusiones de los niños. Todo está concebido con este propósito y, en este aspecto, el elemento más singular es el de los pajes, que con sus largas escaleras trepan por los balcones para llevar sus regalos a los más pequeños.

La Cabalgata es, sin lugar a dudas, el principal exponente de una Navidad alcoyana que aspira a ser reconocida por la UNESCO como Patrimonio Mundial. El Ayuntamiento ha intensificado este año la campaña de difusión y adhesiones, con el objetivo de que el desfile de los Reyes Magos, el Bando Real, Les Pastoretes y el Belén de Tirisiti obtengan esta declaración bajo el acertado y a la vez merecido lema de «Alcoi, Ciutat del Nadal».