Cáritas se ha visto obligada a reforzar la atención a familias locales, cuya demanda de comida y servicios -pago de bombonas de butano, por ejemplo- se ha disparado durante el último año, mientras se ha reducido de forma notoria la demanda de las extranjeras. La persistencia de la crisis y la falta de empleo son las causas que esgrime Cáritas a la hora de explicar esta situación, que ha provocado el regreso a sus países de origen de numerosos inmigrantes.
El economato de la calle El Camí registró ayer tarde la mayor afluencia del año, con motivo de la entrega de los 450 lotes navideños a las familias beneficiarias, que aporta La Caixa, junto a casi otros tantos pollos que facilitan las damas del Rotary Club Alcoy. «Hay algunas familias musulmanas que renuncian», explica el director Rafael Tortosa.
En Cáritas se comparte el criterio esgrimido hace unos días por el presidente de la asamblea local de Cruz Roja, en el sentido de que la luz del túnel de la crisis no se ve. «Aquí no hay brotes verdes ni nada por el estilo», señala Tortosa. «Tenemos cerca de 500 familias, como el año pasado, pero con la particularidad de que si antes la mayoría eran extranjeras, ahora muchas de estas han regresado a sus países de origen, sobre todo a Sudamérica, mientras que cada vez tenemos más familias locales», resalta. Esta situación se atribuye a «la falta de empleo y la persistencia de la crisis», que ha agotado los recursos de muchos vecinos.
En este contexto, ayer se hizo el reparto especial navideño, pero la labor de Cáritas es diaria. En este sentido, se está aprovechando la Navidad para poner en marcha una campaña especial de captación, tanto de dinero como de comida. Los alimentos del economato se ofrecen o gratis o a un máximo del 50%, en función de los recursos, pero «las aportaciones particulares y las colectas de las parroquias no llegan para cubrir gastos», por lo que se solicita toda la ayuda posible. «No importa la cuantía, aunque sea mínima es muy importante. Con 15 ó 20 euros una familia se lleva del economato lo imprescindible para pasar o "aguantar" 2 ó 3 semanas», subraya Cáritas.
