Los bajos precios y la reducida calidad de los envoltorios son señales que pueden alertar a los consumidores de que se encuentran ante un juguete falsificado.
Pese a que los fabricantes de las copias intentan esmerarse para confundir a los compradores, los precios exageradamente bajos en comparación al producto original suelen ser un claro indicativo de que se trata de una imitación. Los envoltorios, normalmente cajas, se diferencian respecto a las de los juguetes auténticos en cuestiones como una calidad deficiente del cartón y las impresiones, o las burdas traducciones en el etiquetado y las instrucciones de uso.
En juego están no sólo los resultados económicos del sector y el empleo, sino también la seguridad de los niños. M. V.
