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Los orígenes, contra viento y marea

La Fira de Tots Sants conserva la tradición de la venta de caballos y burros pese al papeleo

Burros expuestos en el Pla de la Font y, abajo, algunos tratantes. JUANI RUZ

La Fira de Tots Sants conserva la tradición de la venta de caballos y burros, se podría decir que contra viento y marea. Las dificultades burocráticas que comporta hoy en día tener en propiedad a estos animales han propiciado que las transacciones hayan caído de manera notable, para disgusto de las 19 cuadras que acuden a la cita. No obstante, la feria caballar sigue presente en el Pla de la Font, y es sin lugar a dudas uno de los grandes atractivos para los miles de visitantes que pasan por el certamen.

La Fira de Tots Sants tiene sus orígenes, hace nada menos que 669 años, en la actividad agrícola y ganadera. En aquellos tiempos la gente acudía a Cocentaina para adquirir e intercambiar productos y utensilios, y como no podía ser de otra forma, también caballos y burros con los que poder labrar y hacer las faenas del campo.

Sin embargo, con la llegada de los nuevos tiempos y la irrupción de los tractores y las mulas mecánicas, el uso de estos animales en la agricultura ha ido desapareciendo, hasta convertirse en poco menos que testimonial. Esa evolución de la agricultura la sufrió el certamen contestano, hasta tal punto que la feria caballar llegó a desaparecer.

Sin embargo, y en un intento por volver a los orígenes, la actividad se recuperó hace 20 años. En la actual edición, en concreto, participan 19 cuadras venidas del conjunto de la Comunidad Valenciana, que exponen unas 50 cabezas en el Pla de la Font.

Y todo ello pese a las dificultades burocráticas. Carlos Beltrán, tratante del municipio valenciano de Guadasuar, manifestaba que «en la actualidad se venden muy pocos animales, porque son muchas las trabas que existen para poder ser propietario».

Entre otras cuestiones, se exige tener registrado al caballo o burro con un microchip y obtener un carnet especial para poder transportarlo en vehículo, «aparte de todos los permisos y el papeleo». Eso hace que «la gente se lo piense mucho a la hora de comprar».

José Castillo, de Gata de Gorgos, se expresaba en similares términos, manifestando que «la cosa está cada vez más complicada. La verdad es que si continuamos con esto es porque tenemos una gran afición y amamos el oficio».

Con todo, Carlos Prats, de la Yeguada La Lleona de Cocentaina, reconocía que las trabas burocráticas «buscan tener también un mayor control de los animales para que no se abandonen ni puedan ser maltratados. Nos aprietan cada vez más, y por un lado es negativo, aunque también hay que verle la cara positiva al asunto».

Un burro, dependiendo de la edad y sus características, tiene un precio que ronda entre los 100 y los 300 euros, aunque en el Pla de la Font también hay caballos de pura raza española que, lógicamente, tienen un coste superior.

Sea como fuere, lo cierto es que la feria cavallar sigue ocupando un lugar destacado en el seno de la Fira de Tots Sants, y que eso lo saben agradecer la gran cantidad de visitantes que quieren tener un contacto directo con lo que fueron los orígenes de este importante certamen.

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