Alcoy vivió ayer el Mig Any más multitudinario. El parque de la Glorieta estuvo a lo largo de casi toda la jornada lleno a rebosar, siendo miles las personas que pasaron por el céntrico jardín para disfrutar del extraordinario ambiente festero protagonizado por las filaes con motivo del tradicional Concurso de Olleta. La celebración se inició al mediodía y se prolongó hasta bien entrada la madrugada, siempre con un espíritu alegre y divertido.

Las actividades relacionadas con el Mig Any festero han alcanzado este fin de semana el momento cumbre. El viernes se proclamaba al Sant Jordiet y se presentaban los cargos festeros, antes de que ayer tuviese lugar la jornada central de la celebración.

El parque de la Glorieta, como es habitual, se convirtió en el epicentro de la Fiesta. Las filaes se distribuyeron por todo el perímetro de la zona ajardinada, mientras que en el centro se instalaban nada menos que 2.500 sillas, más que nunca, para dar cabida a los festeros que acudían a la comida del mediodía.

Los pasodobles y marchas moras y cristianas, interpretadas por grupos de músicos, ponían la nota musical a una cita que en todo momento registró un ambiente extraordinario. La fiesta comenzó ahí, pero ya no se detuvo. Y es que casi sin solución de continuidad las filaes comenzaron a elaborar los platos con los que, con la llegada de la noche, participarían en el tradicional Concurso de Olleta. El plato alcoyano por antonomasia y festero por excelencia tiene en las alubias, las pencas, las costillas, el tocino y las morcillas sus ingredientes principales, pero cada cocinero introduce su toque secreto con el objetivo de intentar convencer al jurado en una competición singular y divertida.

Esa especie de «Master Chef» en versión alcoyana atrajo a miles de personas, hasta tal punto que la mayor parte del tiempo resultaba realmente complicado moverse por el interior de la Glorieta debido a la enorme cantidad de gente que abarrotaba el recinto. Las gotas de lluvia caídas a la hora de la deliberación del jurado no impidieron que la celebración continuase sin problemas.

Concluido el concurso, la animación se trasladó a las calles céntricas de la ciudad con motivo de las «Entraetes», que ponían el colofón al Mig Any. Ya sólo resta medio año para las tan esperadas Fiestas de Moros y Cristianos.