La temeridad no tiene límite. Uno puede ser muy valiente y, como en este caso, pasar al otro lado de la balaustrada del puente de San Jorge, de Alcoy, con el fin de hacerse un selfie. Sin embargo, para la chica que acertó a verlo desde un balcón, fue un selfie de espanto porque de entrada no podía saber para qué el joven había pasado al otro lado y de ahí los gritos. Además, esta persona debió hacerlo a ambos lados, porque el selfie que se ha difundido por las redes sociales se corresponde al otro lado del puente. La acción no estaba exenta de un gran riesgo

toda vez que en el punto más alto son 42 metros de caída.