Las Fiestas de Moros y Cristianos regresaron ayer, por 65 vez, al sanatorio de Fontilles, renovando un rito que incluye buen ambiente, música y jolgorio, pero también solidaridad, en forma de apoyo moral a los enfermos y mayores residentes y de donativos económicos y de productos. Por primera vez los actos centrales eran en sábado y si ello no condujo a un aumento destacado de la participación, sí permitió que el programa transcurriera más relajadamente. «Todos han podido disfrutar por la tarde con la Entrada, sin prisas», destacaba a última hora Rafael Palmer, uno de los entusiastas miembros de la Peña Fontilles Alcoy.

Bajo un sol radiante, a las 10,05 horas se interpretaba el Himno de Fiestas y arrancaba la Diana, con la participación de numerosas filaes; luego se oficiaba la misa en la iglesia -la de campaña es historia desde hace años- y, a la salida, los capitanes y alféreces de las Fiestas 2015 y el Sant Jordiet, Mauro Alcaraz, visitaban el lazareto y la zona geriátrica, saludando y entregando obsequios a los residentes, bajo la mirada del presidente Sixto Zaragoza y demás miembros de la Peña.

A partir de ahí, todo el mundo se distribuyó para la comida y a las 16,15 horas dio comienzo la Entrada de Moros y Cristianos, que se pudo hacer sin prisas, para deleite de festeros y público. A su término, la inmensa mayoría recogió los bártulos para regresar a casa.

La jornada contó con la asistencia del alcalde Antonio Francés y los ediles Raül Llopis y Jordi Martínez, que encabezaron la representación institucional. Además, la fiesta empezó el viernes con la «olleta», condimentando Josele Agulló el típico plato alcoyano para 120 personas. Por último, la Peña confiaba en alcanzar los 10.ooo euros de donativos, según indicó Sixto Zaragoza.