Manuel Aragonés destaca el papel fundamental que ha desempeñado AIJU a lo largo de estos 30 años a la hora de contribuir al progreso tanto del sector juguetero como de todos aquellos relacionados con los productos infantiles. También afronta con incertidumbre la nueva etapa abierta en la Generalitat.
Desde el nuevo Consell se ha puesto en duda el actual modelo de institutos tecnológicos. ¿Qué piensa al respecto?
El nuestro es un modelo envidiado en Europa. La apuesta de AIJU siempre ha sido la innovación. Ayudamos a las empresas a diseñar productos con alto valor añadido, a introducir tecnología en los artículos tradicionales, porque ya no podemos volver a competir con la mano de obra. Y la satisfacción es palpable entre los empresarios.
Entonces, ¿qué es lo que se está discutiendo?
Habría que plantearse si la crisis es de modelo o de financiación. No hay que olvidar que ha habido un colapso en las finanzas valencianas, y que la Generalitat incluso llegó a estar tres años sin pagar. Los fondos regionales han caído un 50% desde 2010, pero aún así AIJU financieramente está bien.
¿Qué le pide al nuevo gobierno autonómico?
Que nos digan qué piensan y que nos sentemos a hablar. No se puede generar una opinión en base a casos muy particulares. En nuestro caso tenemos una imagen, y también sabemos que los fondos públicos son sagrados. Está todo auditado por agentes externos y además vamos a aplicar un código ético. Si alguien lo ha hecho mal que lo pague, pero en nuestro caso, insisto, tenemos una imagen pública muy positiva ganada con esfuerzo a lo largo de todos estos años. Creo en la transparencia y en la buena gestión, pero no en la crítica fácil. Al final, somos una herramienta importante en la política industrial valenciana.
¿Cuál es el futuro de AIJU?
Nuestra apuesta es la de tener incluso más convicción sobre lo que venimos haciendo. Reitero que el futuro de la industria pasa por producir artículos con valor añadido, y para eso es fundamental la innovación abierta. Hacen falta asesores externos, estar con las empresas desde sus orígenes, cuando todavía se trata de emprendedores. Acompañarles en el camino y ayudarles a crecer. Ese debe ser sin duda el futuro del instituto.
