Un incendio, según todos los indicios intencionado, calcinó en la madrugada de ayer 4.000 metros cuadrados de arbolado y monte bajo entre Cocentaina y Benilloba. El siniestro, que se registró en las proximidades de la carretera que une ambos municipios, tenía tres focos distintos y obligó a intervenir con celeridad a bomberos y brigadistas forestales para evitar que alcanzara mayores proporciones.

El incendio, según la información facilitada, se iniciaba en unos matorrales veinte minutos después de las doce de la noche junto a la carretera que une Cocentaina con Benilloba, en las proximidades del puente que da acceso a la Vall de Seta y que en la actualidad se encuentra cerrado al tráfico por desperfectos.

El fuego se extendió con celeridad hasta calcinar 4.000 metros cuadrados de monte con arboleda. Tras las tareas de extinción, los bomberos pudieron corroborar que fueron tres focos distintos los que ocasionaron el fuego, lo que hace pensar que fue claramente intencionado.

Los efectivos de bomberos de los parques de Ibi y Cocentaina se desplazaron a la zona para proceder con la extinción. Además colaboraron una autobomba y las brigadas forestales de L'Orxa y Onil.

Las tareas para sofocar el fuego se prolongaron hasta más allá de las dos y media de la madrugada, momento en que se dieron por controladas las llamas que amenazaban por afectar a una zona mucho más amplia, poniendo incluso en riesgo las numerosas casas de campo existentes en esta zona.

Se da la circunstancia de que esta misma zona ya registró un incendio el pasado viernes, si bien en dicha ocasión la superficie afectada fue bastante menor y apenas superó los 300 metros cuadrados. Se investiga lo sucedido, con el objetivo de hallar algún tipo de indicio que ayude a esclarecer lo sucedido.

Cabe destacar que el verano hasta el momento estaba siendo benévolo en materia de incendios forestales en la comarca, y todo ello pese a las elevadas temperaturas que se han venido registrando durante todo el mes de julio. Además, los pocos siniestros registrados habían tenido su origen en la caída de rayos.