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Alojamientos rurales

El turismo rural registra sólo una ocupación del 11% por la falta de promoción

La competencia desleal y el exceso de oferta frenan en la provincia de Alicante el despegue de un sector que presenta un enorme potencial pese a estar sometido a una fuerte estacionalidad

El centro BTT de El Comtat, en L'Orxa, con servicio de alojamiento y bicicletas.

El turismo rural es un sector en auge en el conjunto de España que, sin embargo, en la provincia de Alicante no acaba de despegar. La falta de promoción por parte de las administraciones públicas y la competencia desleal son dos de los factores que explican que los alojamientos estén sometidos a una fuerte estacionalidad y que sólo registren una media de ocupación del 11%. El exceso de oferta, generada indirectamente por unas subvenciones que no siempre se utilizaron como es debido, es otro de los problemas a los que se enfrenta una actividad que, en cambio, presenta un enorme potencial por su calidad.

En una provincia como la de Alicante, que tradicionalmente ha basado su oferta turística en el sol y playa, el concepto de turismo rural era prácticamente desconocido a finales del siglo pasado. Baste como ejemplo que en 1996 sólo había registradas como tales 12 casas rurales y dos albergues, que en su conjunto sumaban 193 plazas de alojamiento. Sin embargo, y arrastrada por el éxito del sector en otros territorios con más arraigo, como es el caso del Pirineo o las comunidades cantábricas, la oferta ha ido incrementándose de manera imparable hasta situarse en la actualidad en 18 albergues y 222 casas, que ofrecen 2.934 plazas.

Las cifras también han experimentado un crecimiento exponencial en lo que respecta a los hoteles de interior, pasando de las 2.425 plazas abiertas en 1999 a las 4.134 de la actualidad, si bien en este caso también se contabilizan establecimientos urbanos situados en ciudades.

Sea como fuere, lo cierto es que el fenómeno del turismo rural ha ido a más, abarcando buena parte de las comarcas del interior de la provincia, principalmente las más montañosas y con parajes naturales singulares, como es el caso de l'Alcoià, El Comtat, las Marinas Alta y Baixa y l'Alacantí. Este crecimiento, sin embargo, no se ha visto correspondido como se podía esperar por los clientes.

La media de ocupación, según los últimos estudios realizados por el Observatorio de Turismo Rural, concluyen que la ocupación media se sitúa en el 11,26%, y que el sector está sometido a una fuerte estacionalidad. De hecho, sólo en Semana Santa y Navidades se alcanzan unos índices de ocupación elevados, dado que en el resto del año, salvo en algunos puentes, las pernoctaciones son escasas.

El presidente de la Asociación Provincial de Turismo Alicante Interior, Jordi Linares, con sede en Alcoy, manifestaba que «a nosotros nos viene bien y mal, depende de como se mire, estar cerca de la costa. Se trata de un arma de doble filo, porque cuando hace buen tiempo la gente se va a disfrutar de la playa y cuando no lo hace tan bueno mira hacia el interior. El problema es que no se ha sabido combinar, y esa es una cuestión que estamos pagando».

Y es en este punto cuando llega la crítica a las administraciones públicas y su política de promoción. «Ahora, después de 20 años, desde la Diputación se está empezando a promocionar la marca Costa Blanca Interior. Hasta ahora había sido Costa Blanca a secas, cuando nosotros ni somos costa ni somos blanca. Se trataba de un marketing canibalista, que devoraba la rica oferta de tierra adentro», enfatizaba Linares.

El presidente del sector también hacía referencia a la necesidad de promocionar más aspectos concretos del interior de la provincia, como pueden ser las fiestas. Según sus palabras, «en Alcoy, por ejemplo, la ocupación hotelera se quedó en el 85% y la repercusión sobre los alojamientos de la comarca fue mínima, cuando debería ser un atractivo de primera magnitud».

Por todo ello, considera que «llegamos 20 años tarde. Es necesaria una mayor promoción de las administraciones públicas para que la gente sepa que existimos. En realidad, si nos fijamos, los turistas que van a Benidorm sólo saben que está Guadalest, pero desconocen los extraordinarios atractivos del resto de municipios de interior y también la calidad de sus alojamientos».

Otro de los problemas a los que se enfrenta el sector es el de la sobreoferta y también la picaresca. Según Linares, «hubo un momento en que salieron una serie de subvenciones que fueron aprovechadas por algunos para restaurar sus casas y masías sin dar después una oferta profesional. Además, la normativa para acceder a estas ayudas sólo obligaba cinco años a mantener la actividad, por lo que hay ejemplos de casas que cerraron inmediatamente después para convertirse en vivienda privada una vez acondicionada».

Mientras tanto, algunas asociaciones que agrupaban a los alojamientos han ido desapareciendo, fruto según Linares «del desencanto. Se han cansado de pedir y no tener respuesta. Hay muy poco trabajo para dedicarle tanto esfuerzo».

Una de las entidades que han desaparecido es la Asociación de Alojamientos Rurales Montaña de Alicante, presidida por Juan Salvador Ibáñez, quien reconocía que «efectivamente, hay gente que está desencantada por los problemas a los que tiene que hacer frente».

En este sentido, se refirió a cuestiones como «la competencia desleal. Hay muchas casas que no están dadas de alta y que, por si esto no fuera suficiente, nos hacen un flaco favor a todo el sector por la falta absoluta de profesionalidad, lo cual es una publicidad negativa. Y lo peor es que por parte de las administraciones competentes no se persigue este fenómeno como se debería».

Ibáñez coincidió con Linares en «la especulación inmobiliaria» realizada con ayudas públicas y también en la normativa del sector, que «mete en el mismo saco al que se dedica profesionalmente al turismo rural y a los que lo tienen como una actividad complementaria».

Por último, también hizo especial énfasis en la falta de promoción. «Entendemos que la costa es un motor turístico fundamental y que hay que apoyarlo, pero sin olvidar al interior, que es lo que ha sucedido hasta hace bien poco», lamentó.

Indira Amaya, propietaria de un hotel rural en el parque natural de la Font Roja, se expresaba en parecidos términos, destacando que «tenemos unos parajes impresionantes, una oferta de alojamientos y restauración increíble, y sólo hace falta que la gente nos conozca. Que haya una política de promoción seria y que se nos tenga en cuenta a la hora de diseñarla. Nosotros, desde luego, estamos dispuestos desde un primer momento a arrimar el hombro y poner de nuestra parte».

El presidente de la Asociación Provincial de Turismo Alicante Interior, Jordi Linares, coincidía y destacaba que todos los problemas acontecen mientras la oferta es sumamente atractiva. A los alojamientos existentes, algunos de una excelente calidad y situados en parajes de ensueño, se suman actividades paralelas como el senderismo, la equitación y deportes de aventura como la escalada o el barranquismo, entre otros. El ciclismo de montaña también está ganando cada vez más adeptos, y una muestra de ello son los centros BTT situados en L'Orxa y Parcent, con kilómetros y kilómetros de rutas.

«El producto está y es bueno, pero hace falta una promoción correcta para que se conozca. Vamos a colaborar y por nuestra parte potenciar la profesionalización del sector, pero pedimos más colaboración, porque al final es en beneficio de todos», concluyó.

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