Alcoy entró de lleno ayer en sus Fiestas de Moros y Cristianos en honor a San Jorge con una interpretación multitudinaria del Himno. Miles de gargantas entonaron como una sola voz el «Nostra Festa ja...» siguiendo los acordes de las 21 bandas de música participantes y bajo la batuta de Josep Francesc Almería, integrante de la Unió Musical d'Alcoi y expresidente de la Federación de Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana.

Fue a las siete y media de la tarde cuando en la parte baja de la avenida País Valencià daba comienzo la Fiesta del Pasodoble. La Unió Musical d'Agres fue la encargada de abrir el desfile, en el que también participarían las sociedades Primitiva d'Albaida, Belgidense, Beniarrés, Beniatjarense, Benigànim, Deliri de Gorga, Llutxent, L'Orxa, Nova d'El Palomar, Penàguila, Planes, Lira de Quatretonda, Rafelguaraf, Real de Gandia, Artística del mismo municipio y Torisense, todas ellas participantes en el concurso de interpretación.

Poco a poco fueron llegando a la plaza de España, donde esperaba un público multitudinario que, conforme avanzaba la tarde, fue haciéndose más y más numeroso hasta llenar la calle San Nicolás hasta la Glorieta.

Ya con las primeras sombras de la noche entraban en la bandeja las bandas alcoyanas, El Serpis, la Unión Musical acompañando al director del Himno, Josep Francesc Almería, la Primitiva y, cerrando, la Nova con el niño Sant Jordiet, Mauro Alcaraz Gisbert.

El ambiente fue subiendo de nivel, hasta el momento en que Sant Jordiet hizo entrega de la batuta a Almería, que se dirigió hacia el púlpito para cumplir con su destacado papel. Con las primeras notas del Himno los aplausos invadieron el ambiente, al tiempo que el mayor coro del mundo empezaba a cantar la pieza que da la bienvenida a las tan esperadas Fiestas de Moros y Cristianos. Las campanas de la iglesia de Santa María se sumaron a los instrumentos de los músicos, hasta componer una estampa que, no por repetida, es menos emotiva y sobrecogedora.

Un castillo de fuegos artificiales y el encendido de la enramada pusieron el colofón al acto, que paradójicamente decretaba la apertura de los días más intensos del calendario alcoyano. La Nit de l'Olla y las entraetes marcaban el inicio de unas Fiestas que ya son imparables y que invitan al disfrute tanto a vecinos como visitantes.