A sus 82 años, José Crespo Colomer recuerda con todo detalle la primera cámara de fotos que le regalaron sus padres. Se inició en la fotografía con tan sólo 12 años y desde entonces no ha dejado de captar imágenes. Aunque se le conoce como el padre de la fotografía festera, su labor va más allá y en su amplia colección conserva instantáneas de todo tipo.
¿Cómo recibió la noticia? ¿Qué sintió?
Me llamó el alcalde para decirme que habían pensado en mí para que realizase el cartel de Fiestas de Moros y Cristianos de 2015...[tras una pausa añade]. Es una enorme responsabilidad, ni más ni menos, y un reconocimiento a una labor de varias décadas.
Se ha comentado que le ayudará su hija...
El cartel lo haré yo, pero sí habrá una colaboración de mi hija Rosanna Crespo, porque necesito ayuda para la rotulación y ella es ilustradora.
A lo largo de su etapa como fotógrafo, ¿cuántos premios ha obtenido?
Más de 350 premios, entre locales y nacionales, y algún pinito internacional, pero entonces ponían muchas trabas para enviar fotos al extranjero.
¿Recuerda su primer reconocimiento?
En el año 54 cayó en mis manos la convocatoria de la Asociación de San Jorge y me lancé. Ese año obtuve el accésit y al año siguiente logré el primer premio...ahí si que me sentí yo el más importante, con tan sólo 20 años aquello fue una borrachera de ilusión.
¿Cómo se inició en la fotografía?
Yo veía las cámaras y para mí era magia. Mis padres me compraron una Univex Supra, pero yo luego quería hacer reproducciones, así que fui a un óptico y me hizo tres lentes y yo las enganchaba en el objetivo. Conseguía acercarme pero no podía retratar. Finalmente, conseguí que un fontanero me hiciera un cristal esmerilado...con todo conseguí hacer reproducciones.
¿En qué año dejó de presentarse al concurso fotográfico de la Asociación de San Jorge y por qué?
En el 81 acabé. No estaba de acuerdo con algunas actitudes de ciertas personas y la ilusión de los primeros años había desaparecido. Presentarme al concurso se había convertido casi en una obligación moral.
¿Cuántas fotografías ha podido presentar al concurso?
Yo llegué a presentar más de 1.200 fotografías. Si aguanté tanto tiempo es porque yo soy festero, yo siento la fiesta...mi objetivo nunca fue ganar premios.
El encargo del cartel de las próximas Fiestas, ¿supone el premio más importante que ha obtenido?
Es toda una experiencia. Aunque tengo que confesar que yo ya he hecho un cartel de Fiestas. [Hace una pausa antes de explicar cuándo] Cuando se hacía el concurso para decidir quién hacía el cartel, un año me llevé una sorpresa cuando vi que el cartel era una fotografía mía. Su autor había utilizado un proyector y había dibujado mi fotografía...aquel cartel fue como si lo hubiese hecho yo.
El cartel crea polémica cada año, ¿está preparado para recibir opiniones de todo tipo?
Polémica va haber. Siempre hay cuatro grupos a opinar: gente con sensibilidad y cultura artística para juzgar un cartel y luego los que tienen derecho a opinar; y a los que les caes bien y a los que les caes mal. Se aceptan todas las opiniones.
¿Qué le parece que en los últimos años se hayan utilizado fotografías para el cartel?
Hay muchas poblaciones que utilizan fotografías para el cartel de sus fiestas. La fotografía está muy reconocida como arte. No creo que los carteles haya que hacerlos para Alcoy, sino para divulgar las Fiestas en el resto de España. Por tanto, hay que reflejar la Fiesta...un cartel es un impacto, un flash...y para eso hace falta una imagen que tenga fuerza y garra.
¿Cuál fue su último trabajo festero?
El último año que me presenté al concurso puse como lema a mi trabajo «Final». Alguien me preguntó qué quería decir, y yo le contesté que sí, que quería decir que era el final. He de reconocer que al año siguiente me costó bastante y que hace unos seis años me dio por pedir el permiso para hacer fotos en la los actos oficiales y me lo denegaron por no haberme presentado el año anterior al concurso.
Los avances tecnológicos, en su opinión, ¿han cambiado mucho la fotografía?
No tiene nada que ver la fotografía de antes con la de ahora. Ahora se goza de una técnica y unos medios fabulosos. Yo desaparecí en esa transición, pero hay mucha gente que sí evolucionó.
¿Se identifica a simple vista si el autor de una imagen es de los de su época?
[Sonríe] Yo llego a una exposición y sin ver el nombre quien la firma veo si es un fotógrafo de los que se han adaptado o de los que se ha enseñado en la era digital. Antes buscábamos un mensaje, que la imagen tuviesen alma. Ahora se centran tanto en la técnica que se está olvidando el contenido. No lo rechazo, porque es evolución, pero me choca y lo admiro a la vez.
¿Tiene cámara digital?
Sí, tengo una pequeña y tiene unas posibilidades enormes. Hay que redescubrirse, pero sin que se pierda la esencia, el contenido.
Y volviendo al cartel de Fiestas, ¿ha pensado ya en alguna fotografía?
Bueno, la duda ahora mismo es si voy a blanco y negro o a color. Pero lo que tengo muy claro es que primeramente ha de gustarme a mí. Estoy haciendo una selección de fotografías y el 50% son apaisadas, esas ya están descartadas. Además, no deben ser excesivamente conocidas.
¿Hay algún momento de las Fiestas de Moros y Cristianos que le haya gustado en especial fotografiar?
Hay un día que es muy bueno para mí, y es el día del Alardo. Y desde luego, para mí el Alardo es en blanco y negro, pero he de reconocer que me da un poco de miedo...No tengo nada en concreto.
