El parque natural de Mariola está sufriendo un auténtico verano negro, ya que su territorio ha albergado hasta tres incendios forestales, con un total de 62 hectáreas calcinadas. El último, se registraba, como se informó ayer, en la tarde del miércoles junto a la Font de Mariola y pudo ser cercado y centrado con suma rapidez, merced a un ingente despliegue de efectivos y medios de extinción, sobre todo aéreos. Unas quince hectáreas de pinar han quedado calcinadas, lo que le convierte en el incendio más importante desde el punto de vista ecológico, aunque sea el menor en cuanto a superficie.

Las causas del tercer incendio no han sido precisadas, pero fuentes medioambientales han significado a este diario que todo apunta a un «rayo latente». Esta impresión se acentúa por el mapa de rayos de la tormenta del martes por la tarde, que llegó a dejar hasta 24 litros por metro cuadrado entre un enorme aparato eléctrico. La acción conjunta de unos 150 efectivos terrestres y 14 medios aéreos -ocho helicópteros y seis air-tractor- permitió centrar y estabilizar las llamas en apenas dos horas y media, en la montaña anexa a la Font de Mariola.

Toda la noche del miércoles permanecieron cinco brigadas de emergencia y ocho de la Diputación de Valencia en la zona, un despliegue de efectivos que continuó en el día de ayer, refrescando todo el perímetro. A las 14 horas fue declarado controlado. Hay que significar que la zona estaba ayer bajo alerta 3, con riesgo incluido de viento de poniente.

No es el único desastre por causa de un rayo que el parque natural ha sufrido este verano, ya que en la madrugada del pasado 11 de agosto se declaró un fuego en la zona de Sotarroni, que pudo ser extinguido por la mañana gracias a la acción de medios aéreos y terrestres. En este caso ardieron 17 hectáreas, en una zona de matorral que se ha quemado varias veces en las últimas décadas. Todo apunta a un rayo como causa.

En cambio, el de mayor magnitud en cuanto a superficie, fue el del 12 de agosto, cuando aún no se habían apagado los rescoldos del anterior. En este caso, se considera que el siniestro fue intencionado porque hubo dos conatos que habían sido extinguidos en las vísperas. Las llamas surgieron en la zona de Gormaig y acabaron afectando a 30 hectáreas, en su inmensa mayoría de cultivos, en el perímetro de esta urbanización y el área de Solycamp. Fueron necesarios desalojos en la urbanización, y se trató de una zona colindante a la del gran siniestro de 2012, en el que ardieron 574 hectáreas, en gran parte de altísimo valor ecológico. En este caso, el incendio se atribuyó a una negligencia, pero las causas nunca se han llegado a especificar; de hecho, Gobernación mantiene «secreto» el cronograma, que está sub judice.

La Font Roja, por otro lado, tampoco ha sido ajena a los siniestros, por uno declarado el 21 de julio que se extinguió con 2,5 hectáreas calcinadas bajo Sant Antoni. Una persona fue detenida como presunta responsable.