La sequía ha dejado el pantano de Beniarrés en una situación casi límite. El embalse presenta en la actualidad el nivel más bajo de los últimos 35 años, al encontrarse tan sólo a un 19% de su capacidad. En cualquier caso, la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) asegura que, pese a las escasas reservas, las campañas de riego que dependen tanto de esta presa como de la de Amadorio están garantizadas.
La prolongada ausencia de lluvias está empezando a tener unos efectos devastadores. Este diario ya informaba semanas atrás que los ríos Polop y Molinar, afluentes del Serpis, se habían secado, y que también se ha reducido de forma notable el caudal de otros cauces como los de Penàguila y Agres. Esa carestía de aportaciones de agua ha terminado por tener su reflejo en el pantano de Beniarrés, que en la actualidad se encuentra tan sólo a un 19% de su capacidad. Se trata del nivel más bajo de al menos los últimos 35 años, cuando también se vivió un período de fuerte sequía.
El aspecto visual del embalse es desolador, toda vez que la pared de la presa ha quedado en gran parte al descubierto, con el agua muy por debajo de las compuertas. Las orillas también han retrocedido de manera notable, dejando al descubierto objetos sepultados durante mucho tiempo bajo las aguas, como barriles, botellas e incluso sillas. De cualquier forma, no todo es negativo, ya que los pescadores tienen ahora mucho más éxito en sus capturas.
Pese a la mala situación, la CHJ aseguraba ayer que la campaña de riego, que se prolongará hasta finales de septiembre, está asegurada tanto en la cuenca del Serpis como en la del Amadorio, que está al 16% de su capacidad. Guadalest, por su parte, está al 36%
