Ni «barriguita», ni felicitaciones, ni un ápice de esa emoción que siempre derrochan las embarazadas. En el perfil de Facebook de Vanessa no existía embarazo, no eran dos, era sólo ella. Puede ser que por eso posara en todas las fotos con una sonrisa, porque lo que en la vida real cuesta tanto ocultar, parece que no fue tan complicado hacerlo en la red social. El miércoles por la noche Vanessa, de 18 años, dio a luz a su hijo en su casa de Alcoy, en la calle Francesc Perera, situada a pocos metros de los contenedores de basura donde terminó el recién nacido, muerto con una herida producida con un objeto «punzante», según apuntan las primeras investigaciones. Se deshizo de su bebé, aunque no tuvo más remedio que acudir al Hospital Virgen de los Lirios de Alcoy, donde confesó lo que acababa de hacer. Su perfil en Facebook muestra a una chica algo rebelde y con un punto de picardía forzada, como si quisiera llamar la atención. Está sola, sola en todas las fotos en las que no aparece el novio «marcando territorio».

Porque en su muro los «selfies» se cortan a la altura del pecho, pero de lo que sí presumía esta joven, de origen colombiano y residente en Alcoy, es de novio. En su página no faltan los besos y las muestras de amor con el que se supone era su pareja, un joven vigilante de seguridad, según apunta su perfil en la red social, que, sorprendentemente, a las pocas horas después de conocer la aberración que había cometido su novia y mostrar su dolor en público, entró en Facebook para cambiar su foto de perfil. Las dos imágenes -la de perfil y la de portada- en las que derrochaba amor con Vanessa fueron de repente sustituidas por una foto con una bandera de España en la que se lee «siempre» y otra de un equipo de fútbol. Un gesto inusual que ya cuenta con algún «me gusta» y todo. Es como si quisiera hacer borrón y cuenta nueva, aunque se olvida de que su muro es la crónica de una historia de amor, o eso es lo que la pareja se empeñaba en mostrar. No tenían pudor a la hora de mantener conversaciones de lo más íntimas en la red. «Ohhhh mi nena k linda y bella y con tu risita k me vuelve lokito nada mas verte reír», comentó Víctor en un «selfie» que Vanessa colgó el 2 de junio en su muro. Ella contesta: «sii tu tomatita», a lo que él responde: «Si amorsito pues entonces te comeré pokito a pokito».

La pareja hacía alarde de su amor y, de paso, aprovechaba para poner nerviosa a la madre de Vanessa, fiel seguidora de su hija en la red social, que hace apenas unos días les dejó clara su opinión sobre las fotos subidas de tono que ambos colgaban. «No me gusta este tipo de foto en el face, ojo», comenta Adriana Díaz en una imagen en la que la joven pareja se funde en un beso. La abuela del bebé fallecido seguía de cerca las actualizaciones de su hija, aunque los comentarios que escribía denotan que ni siquiera ella estaba al tanto del embarazo. Su muro la define como una mujer católica, muy conservadora y tremendamente patriótica. Su foto de Facebook muestra un corazón con los colores de la bandera colombiana al que acompaña una imagen de portada con la frase «Si usted no conoce mi país lo invito a que no hable». Adriana es muy activa en esta red social, que ha convertido en plataforma desde la que transmitir «la palabra de Dios». Su página está repleta de referencias al catolicismo más conservador con textos de la Biblia y oraciones en las que se puede leer: «Padre amoroso, a través de nosotros hiciste surgir la vida. Te damos gracias por los hijos que nos diste». Hace sólo cinco días escribía «por favor Jesús perdona mis errores. Te amo y te necesito. Cubre con tu precioso manto a mi hogar».

En el último «selfie» que Vanessa colgó el 4 de agosto, mira a la cámara y casi sin ganas saca la lengua en un gesto de travesura. Al igual que en el resto de fotos oculta su barriga, aunque como si su madre pudiera predecir lo que iba a ocurrir días después, comenta: «Las madres siempre deseamos lo mejor de lo mejor para nuestros retoños y si nos enfadamos, reñimos, casi siempre es por el bien, porque una madre es difícil de que [sic] se equivoque y sea injusta e intolerante, porque Dios nos dio un sexto sentido para hacer, educar, guiar por el camino correcto a nuestros hijos». Ahora su nieto descansa en paz.