A las 14,21 horas de ayer, exactamente, la Parroquia de Santa María de Alcoy recuperaba cuatro columnas de madera que todos los indicios apuntan que pertenecían a la capilla del antiguo templo, demolido en 1936. Estos pilares datan el siglo XVIII, posiblemente de 1768, fueron retirados de Santa María en vísperas o durante su demolición y guardados en un altillo de la iglesia de San Jorge, donde permanecieron hasta hace poco, cuando fueron lanzados a un vertedero. La intervención del mayoral Jorge Tomás permitió su recuperación.

Las cuatro columnas son de madera y a falta de una constatación definitiva, formaban parte del ornato de la capilla del antiguo templo, cuya estructura fue demolida en 1936 y reconstruida tras la Guerra Civil. Todo apunta a que estas pilastras fueron depositadas en un altillo de San Jorge, donde han estado hasta hace unas semanas, cuando fueron desechadas en el marco de una operación de saneamiento.

Desde el Casal de Sant Jordi se consideró que carecían de valor y que su carcoma podría afectar al resto del templo, por lo que acabaron en un vertedero y fueron recuperadas por un anticuario. La intervención del mayoral Jorge Tomás facilitó su recuperación y regreso al templo de San Jorge.

Ayer, al filo de las dos de la tarde, el notario Pedro Doménech levantó acta de la existencia de las cuatro columnas en presencia del vicario José Enrique Francés y el presidente de la Asociación, Rafael Tortosa, y fueron trasladadas por un transportista a Santa María, donde fueron depositadas en un pequeño almacén, junto a andas procesionales. El vicario tiene previsto solicitar la intervención de Jaime Sancho, conservador del patrimonio de la catedral de Valencia, a fin de que analice las columnas y elabore un informe.

Este asunto ha generado una inmensa polémica en el seno de la Asociación de San Jorge, hasta el punto que el presidente Rafael Tortosa ha pedido disculpas públicas en dos ocasiones por «el infortunado episodio de las columnas», mientras el asesor artístico, Indalecio Carbonell, ha subrayado que «posiblemente por un exceso de celo», la instrucción de que se descartaran los elementos de madera que pudieran resultar dañinos, incluyó estas pilastras, cuyo valor se admite se desconocía por completo.

El asesor artístico llegó a presentar la dimisión esta semana, que no fue aceptada por la mayoría de la junta directiva de la institución.