El albergue de la Protectora de Animales y Plantas de Alcoy ha acogido veinte cachorros abandonados en los que va de mes. Sus responsables han reclamado que se realicen campañas de esterilización como solución a una situación que se repite cada vez más asiduamente.
El pasado octubre el albergue de Alcoy quedó desbordado por los continuos abandonos de camadas de perros, una historia que vuelve a repetirse. En lo que va de mes, la entidad ha acogido a veinte cachorros, la gran mayoría abandonados junto a contenedores.
La vicepresidenta de la Protectora, Maite Abad, ha explicado que nueve de ellos están repartidos en casas de acogida donde se les está «dando biberón», mientras que los once restantes se encuentran en el albergue a la espera de ser adoptados. Los nueve que están en domicilios particulares «son podencos y otras razas de cazadores» y que, habitualmente, cuesta más de «encontrarles una familia». Muy diferente es el caso de los otros once cachorros, ya que algunos parecen estar cruzados con pastor alemán, como una de las camadas que entró en octubre, y «suelen adoptarse con mayor facilidad», ha apuntado Abad.
La vicepresidenta de la entidad, además, ha achacado el continuo abandono de cachorros a la «falta de concienciación» que hay con respecto a la esterilización. Por ello, desde la Protectora han vuelto a reclamar que se lleven a cabo campañas en este sentido. Maite Abad ha asegurado que «en otras poblaciones se hace y tiene mucho éxito».
Aunque desconoce la fórmula, Abad está convencida de que «deberíamos unirnos, Ayuntamiento y veterinarios y buscar una solución» para, por ejemplo, «que durante un mes las esterilizaciones fuesen más baratas». El elevado coste de las operaciones de esterilización provoca, en muchas ocasiones, que «la gente se eche atrás», máxime con la actual situación económica. Por ello, Abad ha hecho hincapié en llevar a cabo campañas que pongan al alcance de todo el mundo estas cirugías.
En la actualidad el albergue de Alcoy continúa desbordado. Un centenar de perros y en torno a 70 gatos viven en las instalaciones de la Protectora a la espera de ser adoptados, aunque, tal y como ha recalcado la vicepresidenta de la entidad, «conforme se hacen grandes y dejan de ser cachorros es más difícil que alguien los quiera».
No solo las instalaciones se han quedado pequeñas, sino que los empleados no dan abasto con todo el trabajo.
