Dos hallazgos fósiles que fueron presentados por el investigador valenciano Joaquín R.Sendra en las XXIX Jornadas de la Sociedad Española de Paleontología de Córdoba, en octubre de 2013, acaban de demostrar que hace unos siete millones de años, los cachalotes podían nadar desde Alcoy hasta Sevilla. Curioso, pero cierto.

Los restos catalogados y analizados son dos dientes de cachalotes primitivos, «de especies distintas de escaldicétidos, que pertenecen a estratos del denominado Tortoniense superior (Mioceno)», según señala el paleobiólogo.

Uno de estos dientes fósiles se encontró hace más o menos un siglo en las areniscas de la zona de Cocentaina, y pertenece a las Colecciones de Camilo Visedo Moltó del Museo de Alcoy. Al principio se supuso que era un canino de un algún tipo de oso. En 1975 una primera revisión realizada por Emiliano Aguirre sugirió que podría tratarse de un diente de cetáceo. La actualización de las colecciones y una revisión reciente de diferentes fósiles marinos gracias a una colaboración con José María Segura, director del Museo de Alcoy, «ha permitido aplicar unas técnicas estadísticas, que junto a la comparación con los rasgos de otros ejemplares de colecciones italianas, francesas y belgas ha finalizado con la identificación de la especie como Scaldicetus grandis», subraya Ximo Sendra. Solamente se había publicado la existencia de otro diente de esta especie encontrado en 1985 en las Islas Baleares.

Un mar tropical en Mariola

Estos animales, comenta el paleontólogo de la Universitat de València y del Institut Cavanilles de Biodiversitat, «vivieron en un mar somero y tropical de hace unos siete millones de años en lo que hoy son los alrededores de la Sierra Mariola, en la denominada Cuenca de Alcoy y que se abría al mar que hoy conocemos como Mediterráneo.

En esta misma época, en la denominada cuenca del Guadalquivir, justo al otro extremo de las cordilleras Béticas existía un brazo de mar que entraba hasta Sevilla esta vez desde el Oceáno Atlántico, también en la misma época de hace unos siete millones de años.

Gracias a la colaboración con el paleontólogo Idelfonso Bajo Campos se pudo estudiar otro diente de cachalote diferente al alcoyano. En Villanueva de Ríos y Minas (Sevilla) apareció otro ejemplar más robusto y de un individuo más anciano que el de Alcoy, como se evidencia por el mayor desgaste del esmalte dental. Sendra usó el mismo tipo de análisis estadístico y de morfología y concluyó que esta especie era otra denominada Scaldicetus degiorgii. En este caso es el primero catalogado en España y quedó depositado en el Museo Paleontológico de Sevilla.