José Manuel Moltó es contestano del Poble Nou y médico neurólogo, destinado en el Virgen de los Lirios. Empezó su actividad como médico de primaria en la Villa Condal, pero tras su especialización pasó al Hospital General de Alicante 10 años, luego estuvo tres años en el de Gandía y ahora lleva cinco en el de Alcoy.

¿Qué supone ser miembro vocal de relaciones internacionales?

Suena muy bien, pero básicamente se trata de servir de relación con las sociedades científicas de la misma especialidad o de especialidades afines por todo el mundo. Hay sociedades europeas -este año se hace el congreso que las unifica todas-, iberoamericanas, hispanohablante o portuguesas y la Academia Americana. Se intenta contactar con todas y pactar actuaciones conjuntas con Portugal.

¿Cuál es la situación de la neurología en España?

Es una situación como casi todo, de falta de equidad, de una distribución un poco más justa. Hay sitios en los que tenemos la suerte de tener neurólogos en los hospitales comarcales y otros en los que no es así, y los enfermos no son atendidos por neurólogos en las comarcas, como afortunadamente en la Comunidad Valenciana se decidió en su momento, hace muchos años. En lugares como Andalucía no ocurre así.

¡Qué raro! Siempre sucede lo contrario, somos los valencianos los que salimos perdiendo con las comparaciones...

Esto viene de una administración sanitaria de las primeras de la Conselleria de Sanidad y fue una apuesta que se ha mantenido, y se ha apostado claramente por la presencia del especialista próximo al ciudadano y al usuario. En el seno de la Sociedad Española de Neurología lo que nos preocupa en estos momentos es el futuro de la formación en Neurología, y las declaraciones del nuevo presidente van en ese sentido. Hay algo llamado la troncalidad en la formación de especialidades, la reforma del sistema MIR, que podría suponer de alguna manera que la Neurología no fuera reconocida a nivel europeo en los términos que actualmente está planteada. Con esto la Sociedad lleva peleándose muchos años y es algo en lo que continuará batallando la nueva junta directiva.

Visto desde fuera parece algo bastante incongruente...

Es un tema que está un poco parado, no queda muy claro en qué dirección va, pero las propuestas que hay sobre la mesa no iban muy en favor de esto. Por lo demás, la Neurología continúa luchando mucho por la atención al ictus, en lo que aquí estamos colaborando en los dos últimos años en el día mundial, organizando pruebas de detección y concienciación de cara al ciudadano. Esto es importante, el reconocimiento de los síntomas: quedarse paralizado de un lado, no poder hablar. Esto es algo que nos importa mucho y ahora se está trabajando mucho a nivel nacional en estrategias de enfermedades neurodegenerativas, en las que entran Alzheimer, Parkinson, ELA, Esclerosis Múltiple. Es una especialidad muy dinámica, con muchos frentes abiertos, con gente relativamente joven con mucho empuje e intentamos hacer todo lo posible por defender la especialidad y la atención al paciente de las enfermedades que dependen de nosotros.

Cita usted enfermedades que, lamentablemente, están muy en boga...

Sí, sí. Lamentablemente son muchas de ellas enfermedades de mucha actualidad. Ahora hay más porque vivimos más, porque la supervivencia de la población es mucho mayor. El aumento de la vida media ha sido espectacular en los últimos veinte años. Hay enfermedades que cuando yo empecé existían pero eran menos prevalentes, y también es verdad que la existencia de tratamientos, aunque no sean maravillas que lo curan, pero sí ayudan a mejorar la calidad de vida, también han hecho aflorar. Las dos cosas: vivimos algo más y podemos hacer algo por los enfermos. El trabajo de las asociaciones de familiares también es importantísimo.

Con respecto a nuestros vecinos europeos, ¿cómo está la especialidad en España?

Mínimamente por debajo de las medias recomendadas, aunque hay modelos asistenciales muy diferentes. Por ejemplo, en el Reino Unido el neurólogo es un consultor, no es un modelo de atención directa como el español. Incluso es difícil comparar entre comunidades autónomas.

¿En la provincia de Alicante cuál es la situación?

Estamos en la media nacional, ni muy mal ni por encima. Con respecto a los medios, la diferencia desde que yo empecé hace 26 años a ahora es que antes los medios tecnológicos estaban muy concentrados y ahora los básicos están disponibles en las áreas, y los más complejos se pueden pedir desde los hospitales comarcales. En un comarcal puedes hacer una Neurología casi equivalente a un hospital grande, salvo en enfermedades muy raras en las que hace falta un especialista.

¿Hay mucha presión?

En el área de Alcoy no estamos óptimos, pero no estamos mal; en otras, la Neurología está insuficientemente dotada y tiene listas de espera largas, como todas las especialidades. No hay grandes diferencias.

¿Tienen algún programa prioritario?

Estamos luchando para concienciar a la población para que llegue muy pronto a las unidades de urgencia con el ictus. Hay una novedad de este año, que conselleria ha puesto en marcha un programa para trombólisis intraarterial que permite disolver o extraer el trombo. Y hay cuatro unidades en la Comunidad, una en Alicante, disponible 24 horas. Tecnológicamente es complejo y requiere una identificación muy rápida. Es efectivo y el esfuerzo merece la pena para aquella gente a la que se llega a tiempo. Es importante que la gente lo conozca y responda rápido.

¿Como en los infartos?

Es más prioritario aún con los ictus que con los infartos, porque el tiempo de respuesta es menor.