El abandono está devorando la carretera que une L'Orxa y Vilallonga cuando todavía no se han cumplido cinco años desde su apertura. Y además, de forma textual. La maleza se adentra en la calzada sin que nadie se moleste en efectuar trabajos de desbroce, al mismo tiempo que aparecen grietas y las piedras invaden las cunetas. Un panorama que ha hecho reaccionar a los ayuntamientos afectados, que piden a las diputaciones de Alicante y Valencia que asuman el mantenimiento.

Fue a principios de 2008 cuando L'Orxa y Vilallonga veían cumplida una reivindicación histórica. La Conselleria de Infraestructuras abrió al tráfico la carretera que conecta ambos municipios, un trazado de 5 kilómetros de longitud que discurre por el Pla de la Llacuna, entre los valles de Gallinera y el Serpis, y que requirió una inversión de 2 millones de euros. Otros 9 kilómetros se corresponden con los accesos desde ambos municipios, que todavía no han sido ejecutados, de manera que para llegar a la nueva carretera se debe transitar por dos pistas forestales que no reúnen precisamente las mejores condiciones.

Transcurridos casi cinco años, el deterioro ha empezado a hacer mella en el vial por la falta de mantenimiento. La Generalitat, a pesar de ser la titular, se ha desentendido del asunto, y los ayuntamientos, los dos de pequeño tamaño, no disponen de recursos para asumir los trabajos.

La consecuencia es fácilmente apreciable: la maleza está invadiendo la carretera por ambos lados, lo cual, aparte de generar riesgos por falta de visibilidad y el estrechamiento de la calzada, también supone un peligro en materia de incendios. Asimismo, están empezando a aparecer grietas en el asfalto, al tiempo que desprendimientos de piedras ocupan las cunetas y el propio firme.

Este es el motivo por el que, según explicaba el alcalde de L'Orxa, Guillermo Moratal, los ayuntamientos han solicitado a las diputaciones de Alicante y Valencia que se hagan cargo de los trabajos de mantenimiento. «La carretera está en bastante buen estado, lo que pasa es que los matorrales se están adentrando dentro de la calzada y eso es algo que hay que remediar. Lo que pedimos es que pase todo a manos de las diputaciones y lo incluyan en sus programas de mantenimiento».