Alcoy ha registrado el primer caso de legionela desde hace más de un año. La Conselleria de Sanidad, que en principio lo considera aislado, está investigando las causas del contagio del paciente, quien se encuentra fuera de peligro. Esta incidencia se produce también cuando la ciudad acaba de cumplir tres años sin sufrir ningún brote de la enfermedad.

La Conselleria de Sanidad se encuentra investigando las causas del contagio de un vecino de Alcoy al que se le detectó legionela la semana pasada. Según informó el concejal delegado, Jordi Tormo, citando fuentes sanitarias, en principio se trata de un caso aislado y el paciente en cuestión se encuentra fuera de peligro.

Lo singular de la situación es que este es el primer caso que registra la ciudad desde hace más de un año, toda vez que hay que remontarse a junio de 2012 para encontrar el último enfermo. Además, enfatizó Tormo, «se trataba de una persona que residía a las afueras, en una casita que tenía un depósito propio de agua».

Se da la circunstancia, además, que Alcoy no registra desde el verano de 2009 ningún brote de legionela, entendido como tal aquel en el que se producen más de tres casos relacionados entre sí desde el punto de vista espaciotemporal.

La legionela irrumpió en la ciudad en 1999. Un primer borte de 36 afectados daba paso a una serie de episodios epidemiológicos continuados que se cobraron más de 300 afectados y algunos fallecimientos. El brote más virulento se registró en noviembre de 2000, con un total de 95 enfermos. El último de estos episodios tuvo lugar entre junio y julio de 2010, que se cobró 16 afectados.

A lo largo de todo este tiempo la Conselleria de Sanidad ha venido realizando diferentes actuaciones para controlar la situación. Al principio se relacionaron los brotes con las torres de refrigeración industrial, que poco a poco se fueron desmantelando, y después, a raíz de los últimos brotes, también se intensificaron los controles sobre los trabajos de asfaltado de calles y los lavacoches.

Paralelamente, Alcoy fue declarado Zona de Actuación Especial (ZAE), lo que entre otras medidas propició una hipercloración del agua potable.

Siguen los controles

Jordi Tormo destacó que, pese a que la ciudad ya no está considerada como ZAE, «continúa habiendo un seguimiento exhaustivo de los sistemas de riego, lavacoches y todas las instalaciones de riesgo».

Lo que sí se ha rebajado es la cloración, que estaba por encima de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). En concreto, se ha pasado de un índice de 1,5 a 1.

Con todo, Tormo señaló que la red de agua está sometida a un rígido control, y que se llevan a cabo continuas mediciones y limpiezas.