La legionela parece historia antigua en Alcoy, lo cual es una realidad entre otras cosas y fundamentalmente porque los casos se han convertido en auténticas rarezas en los últimos tiempos; de hecho, desde que empezó 2013 no se ha diagnosticado ninguno. A pesar de ello, la ciudad sigue notando los efectos de la bacteria, ya que la aplicación del protocolo de prevención sigue aplicándose en todo su rigor, lo que evita, por ejemplo, refrescarse en las fuentes y surtidores públicos, algo que se echa de menos en plena canícula.

La realidad es que las catorce fuentes públicas y surtidores podrían estar reabiertos desde hace tiempo, porque el Ayuntamiento obtuvo el permiso de la Dirección General de Salud Pública, pero el proceso se vio enturbiado, primero, por un episodio epidemiológico en el verano de 2009 que trastocó todos los planes, y segundo porque tiene un coste económico importante, que en su momento se cifró en más de 50.000 euros.

El actual gobierno PSOE-EU tenía previsto reabrir algunas, aunque fuese con carácter simbólico, pero la medida se ha aplazado al menos hasta el otoño e incluso se duda que alguna pueda estar operativa este año, según ha explicado el concejal de Medio Ambiente, Jordi Tormo. «En estos momentos los técnicos están inmersos en la preparación del pliego de condiciones para la contrata de la basura, que querríamos cerrar este mismo año y pensamos que esto es más prioritario», manifestó.

Por ello, en pleno verano las fuentes y los surtidores siguen cerrados, sin que de momento exista una posible previsión de reapertura. De esta forma, se mantiene una situación que se prolonga desde el mes de septiembre de 1999, época en que se clausuraron todas tras registrarse el primer brote, en aplicación del protocolo de prevención. De cualquier manera, hay que significar que algunos estanques ya no volverán a abrir, como los de Batoy y el nuevo parque de la Zona Norte, clausurados y reconvertidos en pistas de BMX y patinaje. El estanque de Batoy apenas llegó a tener agua unos meses.

Mientras tanto, el protocolo sigue aplicándose aunque los balances oficiales son buenos. «En lo que va de año no se ha diagnosticado ningún caso en la ciudad», explicó Tormo, una situación que hasta el momento mejora el balance del año pasado, que se saldó con tres afectados, el balance más reducido desde 1999 e inferior al que le corresponde a Alcoy en circunstancias normales por su número de habitantes.

Aparte, las autoridades sanitarias tampoco han efectuado este año precinto alguno, al no haberse detectado instalación alguna problemática. El nivel de cloración del agua se mantiene en un 1 parte por millón, tras haberse reducido el año pasado. Sin embargo, siguen las restricciones en el uso de agua en las vías públicas, de manera que solamente se puede formalizar el riego de las calles a partir de las siete de la tarde, en el marco de las restricciones impuestas por las autoridades sanitarias valencianas.