Esta segunda imagen, aunque resulte difícil de creer, corresponde al mismo paisaje, incluso está tomado desde el mismo punto que la anterior. El al coyano Pablo Ruiz, autor de la fotografía, captó cómo ha quedado el Collao Sabata después de que el fuego apenas ha dejado un rastro de vida tras él. En la primera imagen, la vegentación no dejaba atisbar el suelo, mientras que en ésta se puede apreciar como las llamas devoraron hasta el mismo terreno.