La plantilla de los autobuses urbanos de Alcoy decidió ayer suspender la huelga que viene manteniendo desde el pasado lunes, con el objetivo de no perjudicar más a los usuarios. Los trabajadores han aplazado el paro hasta el próximo día 14, a la espera de una solución a los impagos salariales. Los pasajeros asistieron ayer con indignación a una jornada en el que el servicio volvió a estar bajo mínimos por nuevos actos de sabotaje, aunque lejos de dirigir sus críticas hacia los empleados, ponen su punto de mira en la empresa concesionaria y el Ayuntamiento.

La plantilla del transporte urbano de autobuses celebró ayer una asamblea en el transcurso de la cual decidió aplazar la huelga que mantiene desde el pasado lunes hasta el próximo jueves 14 de junio. A través de un comunicado, los trabajadores destacaban que "los máximos perjudicados por las deudas del Ayuntamiento con la empresa Tuasa somos en primer lugar la plantilla que no cobra, y en segundo lugar la ciudadanía de Alcoy que no tiene autobús, además aquella que más necesita el transporte público, bien por la edad o por su condición física".

En este sentido, llaman la atención sobre el hecho de que "ni Ayuntamiento ni empresa están perdiendo nada en esta huelga; ambos están utilizando a trabajadores y ciudadanos para renegociar sus condiciones".

En el mismo comunicado se indica que "en ningún caso" es el objetivo de la plantilla de Tuasa "perjudicar a los usuarios, sino solventar un problema económico que nos han generado Ayuntamiento y empresa, y otro laboral ya que se está discutiendo la viabilidad del servicio de autobuses en nuestra localidad".

Así las cosas, suspenden la huelga hasta el próximo jueves con el objetivo de "conseguir abrir un proceso de diálogo entre Ayuntamiento, empresa y trabajadores, tendente a normalizar, de una vez por todas, las prestaciones del servicio público de autobús en Alcoy y actualizar los salarios que se adeudan".

Por último, se dirigen a la empresa señalando que "si no puede pagar que abandone la concesión y si el Ayuntamiento no quiere pagar a la empresa que recupere como propio el servicio, pero que dejen de utilizar a los usuarios y trabajadores como herramienta de negociación".

Ayer, sobre todo por la mañana, el servicio volvió a estar bajo mínimos y muy lejos de lo decretado por la conselleria, debido a que, según fuentes de la empresa, dos de los autobuses tuvieron que regresar al garaje a causa de nuevos pinchazos de ruedas.

Esta situación suscitó la indignación entre los usuarios que esperaban mucho tiempo, algunos sin éxito, en las paradas; sobre todos aquellos de mayor edad y sin vehículo propio que precisan del autobús para sus desplazamientos por la ciudad.

Sin embargo, lejos de dirigir sus críticas hacia los trabajadores por su decisión de hacer huelga, la mayoría centraba su punto de mira en la empresa y el Ayuntamiento, a los que instaban a alcanzar un acuerdo para que la plantilla pueda cobrar.

Respecto a los actos vandálicos que se están registrando contra la flota, el representante de la plantilla, Carlos Bardisa, manifestó que "se está tratando de criminalizar a los trabajadores. Nos han tirado la culpa cuando todos estábamos en la empresa".

El concejal de Tráfico, Jordi Martínez, por su parte, expresó su confianza en llegar pronto a una solución, y no descartó pedir explicaciones a la empresa por la falta de servicio.