Nunca imaginó que la pintura iba a ser su medio para ganarse la vida, pero lo cierto es que Miguel Peidro es un profesional de este arte. En sus lienzos refleja los paisajes por los que a él le gusta pasear y practicar deporte. Señala que la crisis no pasa de puntillas por su sector de ahí que hace tiempo que tuvo que buscar nuevos horizontes, entre ellos está Japón donde ya ha protagonizado 10 exposiciones, pero también sus cuadros se exponen en Portugal o California. Ahora prepara nuevos trabajos para exhibirlos en Madrid o Barcelona.

¿Cuándo nace su pasión por la pintura?

No tengo en mi familia ningún antecedente. A la edad de 15 años empezó mi interés por los colores. Nunca pensé que sería mi forma de ganarme la vida, pero era lo único por lo que verdaderamente sentí.

¿Cómo definiría su manera de pintar?

La definiría o más bien la definen los demás como impresionismo, por la forma de realizar los trazos; naturalismo por la temática que está siempre relacionada con la naturaleza y colorista ya que una de mis características es intentar enfatizar el color y la luz en todo lo que hago.

¿En qué se inspira para realizar sus obras?

Soy un amante del paisaje en general. He recorrido desde los Alpes, Baviera, Austria, Italia y, sobre todo, nuestros Pirineos y Picos de Europa. Siempre buscando algo diferente en cada paisaje, algo que me motive a estar continuamente investigando formas a interpretar el paisaje sin caer en el encasillamiento. Por lo general, dejo que sea el tema el que me seduzca y llame mi atención, hasta el punto de necesitar pintarlo.

Termina de regresar de Japón, ¿qué le ha llevado ir a allí?

Fueron los japoneses los que se interesaron por mis trabajos. Hoy en día, las nuevas tecnologías ayudan a difundir tu obra. Japón es un país donde un artista se siente muy a gusto, adoran el arte, lo valoran de forma que nunca yo había visto, y, en general, te hacen sentir que el trabajo que haces es importante.

No es la primera vez que se traslada hasta este país y a China para mostrar su arte, ¿cuál es el motivo de tantas visitas a estos territorios asiáticos?

En China han sido dos colectivas junto a compañeros con los cuales comparto galería en Madrid y las dos han sido en museos de Pekín. En Japón ya van 10 exposiciones individuales en diferentes ciudades. Allí el sistema es muy diferente al de España: son exposiciones cortas de tiempo y en diferentes lugares, es decir, como una galería itinerante. Además, hay algo que me hace sentir muy bien y es que siempre el 20% de las ventas va destinado a ayudas, la mayoría de las veces para los colegios de niños con problemas.

¿Allí vende más cuadros?

Todo este trabajo de desplazarse a otros países evidentemente tiene que ver con el momento actual que estamos viviendo. España tuvo unos años muy buenos y los artistas sólo necesitábamos viajar para visitar las muchas galerías que tenemos aquí. Ahora se ha puesto muy difícil y eso hace que tengamos que mirar otras posibilidades.

¿La crisis ha llegado al mundo de la pintura?

Rotundamente sí. El arte es algo que en estos momentos, y con las noticias a diario tan alarmantes y pesimistas, se tiene que resentir. No es un artículo de primera necesidad, por lo tanto se ha perdido esa alegría que se tenía antes de comprar o invertir. Lo que sí observo es que la gente a la hora de comprar se mueve más por lo que verdaderamente le gusta y no por lo que le dicen que es bueno y en un futuro puede revalorizarse.

¿Qué tiene entre manos ahora?

Hace poco más de un mes regresé de Noshiro (Japón) y he tenido una exposición en la galería Van Gogh en Granada hasta mediados de enero. Para marzo expongo en la galería Sergent de Madrid, después galería Rusiñol en Barcelona y en junio, a Japón.

Por último, un deseo para este 2012...

Deseo que todo el mundo pueda encontrar un trabajo en el que sea feliz y acabe todo este mal sueño que estamos viviendo en nuestro país.