Tollos se está jugando su futuro. Medio centenar de personas, entre residentes, familiares y trabajadores, se concentró ayer ante el Ayuntamiento para exigir el pago de los 100.000 euros que se le adeudan a la empresa que gestiona la residencia geriátrica de este pequeño municipio de El Comtat. La firma ha advertido que este mes ya tendrá serios problemas para hacer frente a las nóminas de la plantilla, y que de no cobrar de manera urgente puede verse obligada a cerrar el centro. La clausura tendría consecuencias más allá de los recortes en materia de atención social, dado que Tollos volvería a convertirse en el municipio menos poblado de la provincia. Mientras tanto, Ayuntamiento y Conselleria de Bienestar Social, ambos del PP, se responsabilizan mútuamente de lo que ocurre.

Tal y como adelantó este diario, la empresa Servei d'Ajuda Domiciliària (SADA), encargada de gestionar la residencia geriátrica de Tollos, no cobra las facturas correspondientes al servicio prestado desde el pasado mes de abril, lo que eleva la deuda a 100.000 euros. El dinero debe ser abonado por la Conselleria al Ayuntamiento, quien a su vez tiene que transferirlo a la empresa. Sin embargo, y según la responsable de la firma, Carmen Anduix, "mientras la Conselleria nos dice que ya ha pagado, el alcalde nos asegura que no. Así que estamos desesperados, porque ya hemos agotado nuestros recursos y este mes vamos a tener problemas para pagar a los trabajadores".

La residencia está al máximo de capacidad, con 20 personas atendidas y más de 20 trabajadores en nómina. "Al menos -señalaba Anguix-, queremos que el Ayuntamiento nos certifique las facturas para poder ingresar parte de su importe por el banco y así pagar a la plantilla y los servicios mínimos".

Así las cosas, al mediodía de ayer los residentes, familiares y trabajadores se concentraron a las puertas del edificio consistorial para exigir el pago. La protesta estuvo disfrazada de fiesta, dado que según señalaba la responsable de la empresa, "es lo que nos han aconsejado los expertos para evitar incomodar a los ancianos".

Drama

Los asistentes portaron pancartas reivindicativas del tipo "Ayúdanos a salvar nuestro centro", o "Somos una familia. No nos quitéis nuestro hogar". Y es que según destacaba la trabajadora social, Eva María Sancho, "en esta residencia somos como una familia. Sería un drama que el centro terminara cerrando, porque es una residencia muy singular, en un pueblo muy pequeño, que presta un gran servicio a esta zona rural". Los 20 residentes proceden de municipios como Gorga, Vall de Gallinera, Benimassot o Quatretondeta, y también asiste a personas mayores que viven en sus casas en Tollos.

La protesta estuvo respaldada por la Unión Sindical Obrera, cuyo representante, Antonio Reus, amenazó con nuevas movilizaciones ante la Conselleria.

El cierre de la residencia geriátrica implicaría, además, que el municipio volviese a convertirse en el más pequeño a nivel de habitantes. Tollos ha sido a lo largo de muchos años el pueblo con menos vecinos de la provincia alicantina. Sin embargo, la apertura de la residencia en 2006, así como la obligación de los usuarios de empadronarse, incrementaron el censo hasta las 57 personas que hay en la actualidad. Famorca, con 38 habitantes, tomó de esta forma el relevo en este particular ranking. Sin embargo, el cierre del centro haría perder a Tollos 20 habitantes y, por tanto, se convertiría de nuevo el farolillo rojo.

Los asistentes a la protesta, por último, expresaron su malestar al encontrarse el Ayuntamiento cerrado. Eso sí, había una nota del alcalde ofreciéndose a atender a los familiares el próximo domingo.