El grupo conservacionista del Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas-Alcoi) está conmemorando el décimo aniversario del denominado "Projecte Canyet", una iniciativa a través de la cual se ha logrado reintroducir el buitre leonado en estas comarcas, de donde había desaparecido hace más de un siglo. Con tal motivo, la entidad ha montado una exposición en el centro comercial Alzamora que podrá visitarse hasta el próximo 19 de junio, y en la que se ofrece un recorrido sobre la evolución que ha tenido el plan de reintroducción.

Fue en noviembre de 2000 cuando Fapas-Alcoi procedió a la suelta de los primeros ocho buitres en una vieja cantera situada en la zona del Preventorio en Alcoy, la cual fue cercada y acondicionada para la alimentación y el control de esas grandes aves. Desde entonces se han venido realizando sueltas más o menos periódicas, que han tenido como resultado la consolidación de una colonia estable y reproductora de más de 80 ejemplares, que a diario sobrevuelan los cielos de estas comarcas.

En el seno de la conmemoración, el grupo también celebraba ayer una rueda de Prensa en la que participaron representantes de las distintas entidades que han colaborado con Fapas-Alcoi para que la iniciativa haya tenido éxito. El coordinador del proyecto, Àlvar Seguí, destacaba que "el principal mérito ha sido de los socios de Fapas-Alcoi, aunque también es justo reconocer el apoyo brindado por otras entidades, sin las cuáles no hubiese sido posible esta aventura".

El Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (GREFA), que pose en Madrid el hospital de fauna salvaje más importante de España, aportó la mayor parte de los buitres que después se introdujeron en Alcoy. Su presidente, Ernesto Álvarez, resaltaba la importancia de iniciativas como esta "para dar una visión positiva de estas especies", al tiempo que recalcaba que este proyecto, unido a otros que se han venido desarrollando en otras zonas, "contribuyen a crear corredores ecológicos para los buitres".

Fapas-Asturias, por su parte, es una entidad que ha participado activamente en la recuperación de la fauna ibérica de la cornisa cantábrica, y que asesoró al grupo alcoyano en la búsqueda de la financiación adecuada y en las técnicas de manejo científico de los grandes carroñeros. Roberto Hartasánchez, presidente de esta entidad, manifestaba ayer que la iniciativa de Fapas-Alcoi "cumple con los parámetros establecidos en la Constitución de que las personas trabajen por la naturaleza de su país", y añadió que "a escala local, supone una importante recuperación del patrimonio cultural y biológico".

También estuvo ayer en el acto el jefe del Servicio de Biodiversidad de la Conselleria de Medio Ambiente, Juan Jiménez, quien actuó como interlocutor del grupo conservacionista con la administración autonómica y gestionó que una parte de los buitres liberados en Alcoy procedieran de los centros de recuperación de la propia conselleria. Jiménez elogió el "entusiasmo" de los promotores del proyecto, al cual puso como ejemplo de que "debemos dejar más espacio a la iniciativa privada en este tipo de actuaciones, y más en estos momentos de recortes del gasto público".

Àlvar Seguí, por último, destacó que el proyecto no ha acabado, "porque estos animales tienen que comer y estar controlados", para lo cual solicitó recursos tanto a la administración como a los ciudadanos en general. Respecto a retos de futuro, manifestó que "nos estamos planteando la posibilidad de introducir otras especies de aves carroñeras, como el buitre negro o el alimoche".