El arquitecto valenciano Carlos Meri ha acreditado a través de un informe técnico, incluso gráfico, que el antiguo hotel de la Font Roja no se destruyó sino que quedó integrado en el nuevo edificio, por lo que entiende que "no procede" la descatalogación que ha puesto en marcha el Ayuntamiento de Alcoy. Meri, responsable del proyecto, anuncia que presentará alegaciones y duda en tildar la iniciativa municipal de "traición" al proyecto original de Vicente Pascual.

El gobierno del PP del Ayuntamiento decidió en febrero eliminar de la lista de edificios protegidos el complejo del santuario de la Font Roja, al considerar que no procede su presencia porque los gobiernos del PSOE de José Sanus lo derribaron, y que la calidad del nuevo "está por ver". Tanto el arquitecto como Sanus discrepan de este planeamiento. Hay que significar que tiene nivel de protección 1, por su relevancia ambiental y paisajística.

Carlos Meri ha detallado a este diario que el edificio antiguo "se encontraba en los años ochenta en un elevado grado de deterioro estructural, afectando a todas las partes del inmueble, viguería interior, muros y escaleras. La edificación había sufrido en el transcurso de los años un conjunto de añadidos y construcciones suplementarias que en su parte oeste habían desconfigurado totalmente sus proporciones. El incendio había colapsado totalmente parte del inmueble y la cubierta, sobre todo en la parte norte. El mirador, obra posterior a la original de Vicente Pascual [autor del proyecto original], tenía todas sus armaduras internas corroídas", lo que afectaba también al edificio.

El proceso relevó también que Pascual había realizado "una gran aportación técnica al introducir los muros de carga... lo que llamamos de hormigón armado". Además, Meri resala que la actuación para la transformación del inmueble fue auspiciada por la Conselleria de Cultura y refrendado por la Dirección General de Patrimonio, bajo la tutela de Tomás Llorens, uno de los principales expertos españoles en conservación, que incluso ha dirigido el Museo Thyssen.

El arquitecto hace hincapié en que el proyecto contempló "un respeto a la historia al volver a integrar edificio y ermita con un mismo material, utilizando una cantería de características muy similares a las de la ermita y construyendo y rehabilitando usando una cantería portante", así como que el inmueble tenía una cimentación en la fachada este sobre arcilla, que produjo asientos y roturas, que tuvieron que ser recalzados "por medio de una galería de servicios".

Carlos Meri es concluyente al afirmar que "sin estos trabajos, el edificio hoy no existiría", mientras replica al Ayuntamiento que "la arquitectura no se basa en la ornamentación sino en la proporción y en la buena construcción, lo que inspiró a Vicente Pascual en su día y posteriormente, la adecuación y rehabilitación. Descatalogar esta obra es una traición a las ideas que inspiraron la obra de Vicente Pascual". Por último, entiende que esta actuación del gobierno del PP "puede ser el primer paso para transferir el edificio a manos privadas".

Una curiosidad descubierta durante el proceso, subraya Meri, fue que la imagen de la Virgen de los Lirios que corona el inmueble no es de sillería sino "una pieza de hormigón fundida in situ".