Las tropas moras realizaron ayer su entrada a Muro con un espectacular desfile en el que participaron once escuadras especiales, más las oficiales de cada filà así como el boato de una comitiva que estuvo presidida por el capitán de la Filà Realistes y el abanderado de la Filà Moros del Rif.

A las cinco de la tarde, y con un cielo totalmente cubierto de nubes, comenzó la Entrada Mora en Muro. La Filà Realistes fue quien encabezó la comitiva que estuvo formada por varias escuadras especiales en las que destacaron las indumentarias, entre tonos azules, blancos o morados. Además de que el numeroso público pudo disfrutar de varios ballets. Todo un boato que precedió a la llegada del capitán moro Eduardo Sánchez, que desfiló en una carroza acompañado por la favorita y los rodellas y escoltado por sus caballeros y el embajador moro.

Tras los Realistes, y coincidiendo con que se despejó el cielo y el sol brillaba, hicieron su entrada las filaes Verds, Llana, Tariks y Marroks. Unas huestes de la media luna que también presentaron sus mejores galas para este desfile festero con unos trajes llenos de plumas, metales o unas espectaculares lanzas.

La Filà Moros del Rif fue la encargada de cerrar el séquito moruno. Un boato, formado por mujeres que agasajaban a los miles de espectadores con dulces y licores, o un espectáculo de caballos fue el preámbulo a la entrada del abanderado Gonzalo Moncho que realizó el itinerario festero en carroza acompañado por sus caballeros y su favorita.

Con la escuadra oficial de la Filà Moros del Rif se puso punto final al desfile moro, al que asistió el secretario autonómico de Cultura, Rafa Miró, que junto al alcalde, Rafael Climent, presidió el palco de autoridades.

Al final de la tarde tuvo lugar el "Passeig Cristià" y después se celebró "La Baixà", es decir, los festeros trasladaron la imagen de la Mare de Déu dels Desemparats, patrona de Muro, desde su ermita hasta la iglesia donde va a presidir todos los actos religiosos que se lleven a cabo durante estas fiestas.