La carrera profesional de Santiago Calatrava en la Comunidad Valenciana está plagada de "éxitos", que sobre todo han contribuido a llenar sus bolsillos, en parte con actuaciones que han resultado conflictivas y que no han llegado a ejecutarse.

Alcoy fue pionera en esto, pues tuvo que acabar pagándole 90 millones de pesetas por el anteproyecto y la maqueta de un puente entre dos barrios, que no llegó a construirse: Lerma lo apoyó, pero Zaplana no quiso saber nada.

Torrevieja también tuvo que desembolsar hasta 600.000 euros por un anteproyecto "fantasma" de remodelación del puerto, que jamás se materializó. Esto, al igual que en Alcoy, empezó a gestarse a mediados de los noventa.

Más recientemente, el prestigioso arquitecto valenciano se ha visto inmerso en un contencioso por el Centro de Convenciones de Castellón, del que todavía no se ha construido nada, pero por el que ya se ha embolsado 2,7 millones de euros, a pesar de que su propuesta ha sido repudiada por los técnicos municipales, por haber disparado exponencialmente los costes previstos. Incluso el propio vicepresidente del Consell Vicente Rambla ha tenido que intervenir para reconducir la situación, señalando que el proyecto debe regresar a sus parámetros iniciales.

Entre todo esto, EU acudía el pasado 25 de marzo a la Fiscalía Anticorrupción de Valencia y presentaba una denuncia, con el fin de que se investiguen los pagos del Consell a Calatrava. En concreto, EU sostiene que se le han abonado 6 millones de euros por el Centro de Convenciones de Castellón, las torres de la Ciudad de las Artes y también por la ampliación de la dársena de Torrevieja.

Alcoy "solo" le pagó 90 millones de pesetas, pero Calatrava pidió judicialmente mucho más.