El cementerio de Ibi acogió a partir de las nueve horas de ayer, en una mañana gélida por el viento, la humedad y la relativa baja temperatura, los primeros entierros de los 23 previstos para sepultar de nuevo los cadáveres afectados por el derrumbe de un bloque de nichos que se produjo el pasado 28 de mayo. A partir de la semana que viene está previsto exhumar 26 cadáveres más, correspondientes a los bloques colindantes, que están apuntalados en la actualidad. Todos están siendo sepultados en la parte nueva del camposanto.

La concejal de Servicios Públicos, Rosa Ibáñez, había avisado personalmente a todos los familiares, aunque, casualidades de la vida, los del primer sepultado ayer no supieron lo que pasó hasta mediados de agosto; entonces vivían en Ibi, pero ahora residen en Yecla. Abel Yáñez y Teresa Valero revivieron ayer en parte el drama por la muerte de su hijo Abel, muerto el 28 de febrero de 1977 al caer desde la terraza de su casa, en la calle Miguel de Unamuno. El niño tenía 3 años.

La familia, explicó el padre, identificó ayer los restos y comprobó su autenticidad. "Es él, no se han equivocado, porque tiene sus cochecitos, que los pusimos en la tumba", explicó el padre. Estas personas relatan que "no nos enteramos de lo que pasó con el hundimiento hasta agosto, pero ahora ya sabemos dónde está y estamos tranquilos", manifestó.

El nuevo entierro del niño fue el primero, al que seguirán otros 21 entre ayer y hoy; el número 23 "será sepultado en Onil", detalló Rosa Ibáñez. El Ayuntamiento ha construido dos bloques de sepulturas para restos, en las que estos cadáveres reciben sepultura. "Hemos avisado del día y la hora a los familiares, por lo que tienen la opción de asistir" al nuevo entierro, relató. Los bloques afectados por el hundimiento, que se produjo previsiblemente por filtraciones producidas por las lluvias, incluían a personas enterradas entre enero de 1971 y marzo de 2001; el total de afectados fue de 15, aunque al final los exhumados fueron 23, detalla Ibáñez, porque se tuvieron que vaciar también los sepulcros colindantes, cuya estabilidad peligraba.

La edil subraya que el Ayuntamiento corre con los gastos de las nuevas sepulturas, de los enterramientos e incluso de las lápidas.

La semana que viene, además, está previsto acometer la exhumación de otros 26 cadáveres en los nichos anexos, apuntalados en la actualidad, ante su mal estado; todos ellos serán enterrados en las nuevas sepulturas.

Suspensión de sepulturas en la zona antigua

El Ayuntamiento de Ibi, además, ha decidido suspender la concesión de permisos de enterramiento en la zona antigua del camposanto, con el fin de prevenir futuras actuaciones urbanísticas que pudiesen ser necesarias, en caso de detectarse problemas en otros bloques, como el sucedido en mayo, según ha explicado el técnico competente. El consistorio, además, prepara un plan funcional del cementerio, con un doble objetivo: acometer futuras ampliaciones, cuando sea necesario, y, a más corto plazo, estudiar con detalle toda la zona antigua para constatar su estabilidad urbanística. "Por eso se han suspendido las licencias, para evitar que si es preciso actuar en un punto, enterramientos recientes lo impidan", indicó el técnico. La disponibilidad actual de sepulturas, además, permite aguardar hasta 3 años antes de acometer una ampliación.