Esta vez parecía que iba en serio, que era de verdad, que la línea férrea Xàtiva-Alcoy iba a emprender una nueva etapa, sólida, pues incluso el Ministerio de Fomento y la Generalitat Valenciana habían pactado su reforma, mediante la inversión conjunta de casi 60 millones de euros. Todo iba bien hasta que el "ajuste" presupuestario obligado por la crisis ha provocado el anuncio de cierre de líneas férreas deficitarias y la reprogramación de inversiones, lo que crea incertidumbre, una vez más, en torno a un servicio ferroviario que lleva contra la cuerdas nada menos que 26 años.

El primer gobierno del PSOE puso en marcha, en la primavera de 1984, un programa de cierre de líneas férreas consideradas "altamente deficitarias", cuyo rendimiento no alcanzaba el 50% del coste de mantenimiento y gestión. La lista, la "maldita lista", sería más preciso, incluía el tren Alcoy-Xàtiva, en gran parte porque no contemplaba su extensión hacia Valencia, una inclusión que mejoraba notablemente su rendimiento económico.

La movilización de las comarcas de l'Alcoià, El Comtat, la Vall d'Albaida y La Costera fue inmediata, entablándose negociaciones a cuatro bandas, entre Renfe, la Comisión Delegada para Asuntos Económicos -que presidía Alfonso Guerra-, los ayuntamientos y la Generalitat de Joan Lerma. Madrid no dio su brazo a torcer, eran los tiempos de lo que se llamó el "rodillo", y tras manifestaciones multitudinarias, sobre todo en Alcoy, y un clima social contrario, Lerma alcanzó un acuerdo con Renfe para que la línea continuase en servicio, aunque de una forma precaria. Otras comunidades autónomas asumieron sus respectivos trenes, y en otros casos trayectos ancestrales pasaron al reino de la historia.

Sin mejora alguna, con unidades cada vez más vetustas y, especialmente, poco competitivo en tanto mejoraban día a día las comunicaciones por carretera entre Alcoy y Valencia, el uso del tren fue decayendo, en unas comarcas interiores necesitada de buenas comunicaciones. Aparte, el incendio de la Sierra de Mariola de 1994 afectó a las vías, que no fueron reparadas hasta mucho más tarde, lo que obligaba a los trenes a circular a una velocidad mínima. Para colmo, Renfe reintrodujo el transbordo en Xàtiva para parte de los trayectos, lo que convertía el usuario en casi un héroe por el tiempo que se tardaba en hacer el viaje entre Alcoy y Valencia.

Nuevos avisos de cierre de Renfe y negociaciones contrareloj acabaron provocando una reparación significativa de la línea, en tanto se intentaba una solución definitiva. El año pasado, Fomento y el Consell acordaban invertir 60 millones de euros en la mejora general del trazado, que se ejecutaría a no mucho tardar -aunque tampoco se habían dado fechas precisas- y que permitiría que la línea pasase de los 100.000 usuarios anuales actuales a unos 300.000.

El jarro de agua fría llegaba con el anuncio del ministro José Blanco de cerrar líneas altamente deficitarias, que volvía a poner en el candelero el mismo clima de incertidumbre de los últimos 26 años. El propio ministro, sin embargo, aprovechaba la reciente inauguración del tramo de autovía del Puerto de Albaida para asegurar que la línea "no se cerrará" porque es "prioritaria". No obstante, si habló de ""reprogramación" de inversiones, lo que puede provocar una demora significativa en los planes de mejora de la línea para los que, por otra parte, no había fechas concretas.

Un portavoz de Renfe subrayaba a este diario que "la línea no se cerrará en ningún caso", argumentando para ello que "ha sido incluida en el plan de cercanías", lo que le otorga garantías de continuidad. No obstante, en estas comarcas todo el mundo está en ascuas.