L'Orxa y Villalonga veían cumplida a principios de 2008 una reivindicación histórica, después de que la Conselleria de Infraestructuras abriera al tráfico la carretera que conecta ambos municipios. Sobre todo para L'Orxa, este nuevo vial era considerado como una actuación imprescindible, habida cuenta que su comunicación con la zona de la costa se iba a acortar de manera sensible, abriendo nuevas posibilidades económicas para el municipio. Sin embargo, dos años después, las expectativas despertadas sólo se han cumplido a medias, debido a que la carretera continúa sin accesos en condiciones.

El vial en cuestión, que discurre por el Pla de la Llacuna, entre los valles de Gallinera y el Serpis, debía de tener 14 kilómetros de longitud, de los que 5 se corresponden con la carretera que fue construida a través de una inversión cercana a los 2 millones de euros. El resto de kilómetros pertenecen a los accesos, que todavía no han sido ejecutados.

Así las cosas, a lo largo de estos dos últimos años la única forma de llegar a la carretera ha sido a través de dos pistas -tres si se contabiliza la procedente de la Vall de Gallinera-, que no reúnen precisamente las mejores condiciones. La de L'Orxa está repleta de baches, mientras que la de Villalonga, aparte de problemas en el firme, discurre por una zona muy empinada rodeada de casas de campo y con numerosas curvas. La Conselleria debería haber ejecutado ya los proyectos de los nuevos accesos, pero según la versión oficial, problemas de impacto ambiental han ido retrasando estas actuaciones.

El alcalde de L'Orxa, Guillermo Moratal, lamentaba esta situación, al señalar que "evidentemente, la falta de accesos en condiciones está limitando mucho el uso de la carretera y, por supuesto, el paso de camiones y autobuses es impensable en las actuales circunstancias". Este hecho ha rebajado de forma ostensible las esperanzas que los vecinos del municipio habían depositado en el nuevo vial. "No es la solución que queríamos, y lo que pedimos es que se acabe como es debido".

Moratal, mientras se construye el nuevo acceso, ha solicitado que "al menos se asfalte la actual pista para eliminar los baches", petición ésta que, añadió, va a ser atendida en breve.

El alcalde de Villalonga, Juan Ros, señaló que la carretera ha unido mucho más a ambos municipios, aunque reconoció que "unos accesos en condiciones incrementarían mucho más el uso". Sin embargo, el fuerte impacto ambiental del proyecto inicial ha propiciado que de momento el acceso desde esta población haya sido aplazado, y que de entrada sólo se vaya a construir una variante para evitar el paso de los vehículos por el interior del casco urbano.

Deterioro

La carretera está empezando a deteriorarse, lo que evidencia que el mantenimiento no es el adecuado. En varios márgenes se han registrado desprendimientos de piedras, mientras que en algunos puntos la vegetación ha empezado a invadir la calzada debido al escaso tráfico. En invierno, asimismo, ha habido problemas para la circulación por placas de hielo. Los vecinos de la zona también lamentan el problema de la falta de accesos. Juan Antonio, por el lado de Villalonga, señalaba que la carretera "se convierte en un embudo cuando llegas a los extremos", mientras que Vicente, de L'Orxa, expresaba sus quejas por "los enormes baches" de la pista que sale del pueblo.