Este está siendo un invierno atípico desde el punto de vista climatológico, dado que ya se han registrado hasta siete nevadas en la comarca, un número más elevado de lo que resulta habitual. Con todo, y más allá de las cifras, lo más inusual han sido los destrozos causados en la agricultura por el temporal registrado a mediados del mes de diciembre. Olivos y almendros han visto como sus ramas se quebraban por el peso de la nieve, en un fenómeno que amenaza con provocar un masivo abandono de los campos.

Alberto Llorens, técnico agrícola, destaca que los daños afectan en mayor o menos medida al 70% de los cultivos de la comarca. "Los destrozos -afirma- se han cebado fundamentalmente con los campos situados a más de 400 metros de altura, cota a partir de la cual la nieve cuajó con mayor intensidad".

Los cultivos de almendros y olivos situados en la Vall de Seta, las estribaciones de Aitana y el área de Planes han sido los que han sufrido con mayor virulencia los efectos de la nevada. "Los árboles más jóvenes se han llevado la peor parte, dado que muchos de ellos se han partido por la mitad, al igual que aquellos que estaban menos podados y tenían una mayor densidad de copa".

La campaña de aceitunas de este año, que se calculaba en 20 millones de kilos, se ha reducido alrededor de un 25%, aunque la principal preocupación es para los próximos años. Según Llorens, "los árboles afectados tardarán alrededor de cuatro años en volver a producir, y eso si se les somete a los tratamientos de podas adecuados". Esta circunstancia provocará que las cosechas venideras en la comarca se vean reducidas a la mitad.

Estas perspectivas han desatado la alarma en los ayuntamientos de los pequeños municipios rurales de la zona, que temen un abandono masivo de los campos. El alcalde de Alcoleja, el socialista Francisco Fenollar, manifestaba que "los destrozos son tremendos, y si la gente ve que no va a poder sacar ningún rendimiento de sus cultivos va a acabar abandonándolos, con el problema que ello supone para la actividad económica de los pueblos y también para el medio ambiente, dado que se incrementa el riesgo de incendios forestales".

El alcalde de Balones, Juan Ramón Nadal, del PP, se expresaba en parecidos términos. "Esto puede ser la puntilla para los pueblos. La mayor parte de la gente que trabaja los campos es mayor, y con estos destrozos y las negras perspectivas que se vislumbran en el horizonte lo normal es que acabe abandonando los campos, si alguna institución no nos hecha una mano".

Los alcaldes coinciden al señalar que en la actualidad prácticamente nadie vive de forma exclusiva de la agricultura, "pero sí que es una ayuda para la gente que todavía queda en los pueblos, así como para los que se han marchado a las ciudades y que aprovechan el fin de semana para trabajar los terrenos", resalta Nadal.

Pegamento

Enrique Serra, aparte de teniente de alcalde de Alcoleja, es agricultor de toda la vida, y no recuerda unos destrozos como estos. "La nieve se quedaba pegada totalmente a las ramas y las rompía como si fuesen de papel. De hecho, yo tengo árboles que se han roto directamente por el tronco, y otros en los que las ramas han quedado tan afectadas que no volverán a producir en condiciones en mucho tiempo".

Serra coincide con los alcaldes en que este suceso puede suponer la puntilla para la agricultura y, consecuentemente, un duro golpe para los pequeños pueblos de la zona. "El precio del aceite está por los suelos, hasta el punto que a veces resulta más caro recoger las aceitunas que lo que te dan después por ellas. La cosa ya estaba muy mal, y sólo faltaba lo de la nevada para que la gente lo echara todo a rodar".

Los alcaldes piden ayudas

Los alcaldes de la comarca han celebrado varias reuniones y han decidido dirigirse a la Conselleria de Agricultura para reclamar ayudas que contribuyan a paliar la situación. Desde los municipios se solicita un plan cuatrienal de empleo para los agricultores afectados, de manera que puedan dedicarse a realizar los tratamientos de poda adecuados para recuperar los árboles durante el período que se calcula que no producirán de forma adecuada.

Paralelamente, se ha pedido a la Diputación que, a través de la empresa Proaguas, realice una valoración concreta de los daños, dado que hasta el momento no se dispone de una información detallada.