El alcoyano Antonio Vilaplana, que fue obispo de León durante quince años (1987-2002), falleció sobre las 2,30 horas de la madrugada de ayer en Valencia, donde residía, a causa de una insuficiencia renal y sus restos recibirán sepultura el sábado en la catedral leonesa, según fuentes del Obispado.

La capilla ardiente se ha instalado en la Residencia de las Cooperadoras de Betania, en Quart de Poblet (Valencia), donde vivía el prelado, y sus restos serán trasladados mañana a León al término de un funeral que presidirá el arzobispo de Valencia, Carlos Osoro.

El Salón del Trono del Obispado de León acogerá los restos mortales desde las 18 horas de mañana y un día después, el sábado a las 13 horas, el obispo de León, Julián López, presidirá el funeral en la catedral, en cuya capilla penitencial, será enterrado.

Antonio Vilaplana Molina nació en Alcoy el 28 de febrero de 1926 y fue ordenado sacerdote el 18 de diciembre de 1949 después de haber cursado los estudios eclesiásticos en el Seminario Conciliar de Valencia.

Era Doctor en Teología por la Universidad Angelicum de Roma, fue profesor en el Seminario de Valencia de 1954 a 1976 y también ejerció como docente en la Facultad de Derecho de la Universidad Civil de Valencia, así como en la Facultad de Teología San Vicente Ferrer .

Fue Canónigo Magistral de la Catedral de Valencia y obispo en la Diócesis de Coria-Plasencia (Cáceres) en 1976, donde permaneció hasta 1987, cuando fue nombrado obispo de León.

Monseñor Vilaplana, según recordaba ayer tarde el vicario episcopal José Antonio Varela, mantenía contactos con Castalla, donde reside su hermana, y con Alcoy, población a la que acudía de forma esporádica; en dos ocasiones ofició la misa mayor del Día de San Jorge.

La circunstancia de que su trayectoria eclesiástica haya transcurrido en general en poblaciones alejadas ha dificultado los contactos con su ciudad natal.