La concejal de Deportes de Ibi, Ana Sarabia, asumió toda la responsabilidad en la polémica por las supuestas irregularidades en el pago de viajes y servicios, y señaló que "si me tengo que ir, me iré". La edil reconoció que tanto las inscripciones en las excursiones organizadas desde su concejalía como las de algunos cursillos impartidos en el polideportivo "se pagaban directamente" a la agencia o al profesor correspondiente, por lo que el Ayuntamiento no hacía más función que la de "puente" y en las cuentas municipales no quedaban registradas ni entradas ni salidas de dinero por este concepto.

Sarabia también admitió que, en uno de estos viajes, realizado en el verano de 2006, fichó a su marido como monitor -responsable del grupo de viajeros- y le pagó 200 euros por ello. En esta excursión, en la que se recorrió el Camino de Santiago durante dos semanas, seis personas se encargaron de llevar a cabo estas funciones. La edil indicó que, en principio, los monitores debían ser personas vinculadas al polideportivo, pero se pasó por alto ese criterio con su esposo, algo que asumió como un "error".

La concejal realizó estas declaraciones en una rueda de prensa, visiblemente abrumada ante los acontecimientos, hasta el punto de tener que interrumpir en más de una ocasión su discurso para no romper a llorar. Sarabia compareció tan sólo acompañada por el primer teniente de alcalde, Miguel Ángel Agüera, quien no exculpó a su compañera de grupo, sino que únicamente restó importancia a los hechos. Al respecto, defendió que "puede haber errores", pero que el equipo de gobierno está "convencido de no haber incurrido en delito".

Una de las intervenciones con las que Agüera trató de minimizar el fichaje del marido de Sarabia como monitor de un viaje fue para recordar que él ni siquiera había llegado a cobrar los 200 euros, sino que, tal y como había señalado momentos antes la edil, ese dinero "se utilizó para hacer una fiesta" para todos los excursionistas. En este sentido, la concejal también admitió haber pasado como gasto facturas de supermercados de Ibi en las que, según alegó, había productos comprados para realizar cenas para los participantes en las actividades de senderismo. En esos recibos había también otros artículos para el consumo privado de la edil, que siempre quedaron fuera de esos pagos, recalcó.

Rostros serios

El malestar de varios de los concejales del PP por toda esta polémica se hizo mucho más patente en la rueda de prensa de ayer. La alcaldesa, Mayte Parra, y la mayoría de sus concejales observaron la comparecencia desde las sillas reservadas al público, en lugar de mostrar un apoyo más explícito a Sarabia. Además, llamaban la atención los rostros extremadamente serios de estos ediles, con más apariencia de resignación que de expectación. Algunos de ellos, en privado, insistían en lamentar la situación por el perjuicio que supone para todos.

Quizá por ser consciente de ese malestar en parte de sus compañeros, Sarabia insistió en todo momento en que estas irregularidades son responsabilidad suya "y de nadie más". Al inicio de su intervención negaba que hubiera malversado fondos públicos, pero más tarde entraría en contradicción al admitir que se saltó los cauces habituales para hacer que su marido viajara como monitor. Asimismo, dejó entrever que el Ayuntamiento no lleva un control de los pagos que se realizan a los colaboradores puntuales del polideportivo, ni de las personas que participan en las excursiones de su concejalía.

Preguntada por esta cuestión, la edil aseguró que "hay constancia de todo", pero sin aportar ningún documento o argumento más. Lo único que se facilitó fue un escueto certificado del interventor municipal, en el que se niega la existencia de obligaciones en relación al viaje que organizó la concejalía a Andorra en 2007. Cabe recordar, en este sentido, que la propia edil había admitido el martes que el dinero de esa excursión no había llegado a pasar por las arcas municipales, lo que hace obvio e innecesario el citado escrito.

En estado de conmoción permanente

Desde que el pasado octubre la concejal popular Felicidad Peñalver anunció que dejaba sus competencias municipales "por razones personales", el Ayuntamiento de Ibi ha vivido en un estado de estado conmoción permanente. La dimisión de la edil de Hacienda ponía en evidencia la existencia de fuertes divisiones en el gobierno presidido por Mayte Parra. A finales de año, la polémica daba un paso más, al decidir el grupo municipal la expulsión de Peñalver. Simultáneamente, la dirección provincial del partido anunciaba un expediente contra el PP ibense. Al margen de las divergencias locales, la guerra interna de los populares de la Villa Juguetera se relacionaba también con las divisiones del partido a nivel de Comunidad Valenciana. La alcaldesa de Ibi es una de las principales defensoras de campismo en la provincia. Por su parte, la edil Felicidad Peñalver apoya a José Joaquín Ripoll, que incluso la ha incluido en la ejecutiva provincial. En los momentos más virulentos de la pelea política, Peñalver, ex concejal de Hacienda, llegaba a denunciar la existencia de graves irregularidades en la gestión del Ayuntamiento. Por su parte, el gobierno local decidía crear una comisión de investigación, que transcurridas tres semanas sigue sin constituirse. La crisis interna pareció apaciguarse durante el pasado mes de enero, cuando por la mediación de Ripoll se lograba un principio de acuerdo entre Parra y Peñalver, para que esta última volviera al seno del grupo municipal. Sin embargo, transcurridas tres semanas no se han registrado avances en este sentido. La presentación de la denuncia ante la Fsicalía por parte del PSOE abre un nuevo frente para los populares ibenses.