La Cooperativa Cerezas Montaña de Alicante ha encargado un estudio de viabilidad para cubrir los cultivos, después de encadenar varios años de pérdidas a causa de la lluvia. El objetivo de la entidad es proteger aquellas parcelas de mayor rentabilidad económica, para preservar al menos la parte más valiosa de la producción.

La cereza es uno de los pocos cultivos que ofrecen un mínimo de rentabilidad a los agricultores, siempre y cuando las condiciones climatológicas lo respeten. Sin embargo, eso es algo que no está sucediendo en los últimos años.

Los frutos son muy sensibles a la lluvia en la época de recolección, debido a que se agrietan y quedan inservibles para su comercialización. Y eso es precisamente lo que ha sucedido en las últimas campañas, en que las precipitaciones han causado graves estragos. Este año, sin ir más lejos, la cosecha se ha reducido un 80% debido a esta circunstancia.

Este es el motivo por el que la Cooperativa Cerezas Montaña de Alicante ha decidido encargar un estudio, cuyo objetivo es concretar la viabilidad de cubrir al menos una parte de los cultivos. Según explicó el presidente de la entidad, Marcos Simón, "queremos ver si hay algún sistema que se adapte a las características de nuestra zona, compuesta básicamente por terrazas".

Simón recordó que años atrás ya se hicieron unas pruebas piloto en la Vall de Gallinera, "pero ahora -matizó- se cuenta con nuevos materiales y metodologías, que tal vez respondan mejor a nuestras exigencias. El objetivo es adoptar un sistema que permita tapar los cultivos sólo en las épocas de riesgo y dejarlos al descubierto el resto del año, para permitir el desarrollo normal del árbol y la fruta. Además, los laterales también deben quedar desprotegidos, para que tanto el aire como los insectos puedan circular sin obstáculos".

La zona de producción de la cooperativa tiene una superficie aproximada de mil hectáreas, distribuidas básicamente entre las comarcas de la Marina Alta y El Comtat.

En cualquier caso, Marcos Simón resaltó que "cubrirlo todo sería inviable a nivel económico, con lo que tendríamos que centrarnos en aquellas parcelas que puedan ser más rentables, tanto por su precocidad como por el calibre de los frutos".

Una vez conocidos los resultados del estudio y la viabilidad de la iniciativa, la cooperativa iniciaría gestiones ante distintas administraciones para intentar obtener financiación y llevar el proyecto a la práctica.