Oficios extraños hay muchos, pero el de Nuria Lucas, una alcoyana de 33 años residente en la Safor, sorprende. Desde hace cuatro años, esta tanatóloga se dedica a visitar y atender a personas y familias que han sufrido el duro golpe de ver morir a un ser querido. Su misión es aplicar la llamada "terapia del duelo", que consiste en no ocultar la verdad y dar tranquilidad a quienes sufren.

El caso de Nuria Lucas es único en la Safor y de los primeros en el resto de la Comunidad Valenciana, dado que el papel de los psicólogos que atienden en casos de catástrofe colectiva es muy diferente. Lucas, licenciada en Pedagogía, indicó que la idea le llegó a través de la Sociedad Española e Internacional de Tanatología, con sede en las islas Canarias. Durante dos años se desplazó al archipiélago para realizar un máster universitario en esta materia, tras lo cual se atrevió a enfrentarse a la muerte, ofreciéndose a atender con toda su crudeza a quienes, hundidos, no encuentran ni consuelo ni respuesta a lo ocurrido.

Nuria Lucas se dio a conocer y son varios los médicos que la han llamado para que se ponga en contacto con los casos de muerte más dolorosos para los familiares. También el tanatorio Ciutat de Gandia, de la empresa Guixa, ofrece a sus clientes este servicio.

Durante estos cuatro años de experiencias, la primera tanatóloga de la comarca de la Safor se ha metido en la piel de más de ochenta familias, en algunos casos con el insoportable dolor de ver morir a sus propios hijos en accidentes de tráfico e incluso a causa de suicidios. "Lo importante es afrontar la realidad", dice Lucas, quien confiesa que hasta los niños deben ser receptores de la información tras la muerte de un familiar.