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abrá concentraciones. Esta es la primera medida que los trabajadores de Cemex adoptaron ayer para mostrar su total oposición al cierre de la planta de San Vicente del Raspeig. Las protestas tendrán lugar en la puerta de la cementera todos los viernes entre las 13.00 y las 15.00. Así podrán participar los operarios que entren a trabajar a las 14.00 horas y el turno saliente.

El colectivo celebró ayer una asamblea, a la que asistieron más de 200 personas, en la que el comité de empresa explicó los últimos acontecimientos relacionados con un posible cierre de la industria. Ante la previsión de que éste se produzca, los trabajadores quisieron dejar claro que se opondrán de manera tajante a un hipotético expediente de regulación de empleo (ERE);. Su propuesta pasa porque la empresa plantee un plan de empleo y que San Vicente no pierda puestos de trabajo. Para ello tienen previsto mantener reuniones con todos los grupos municipales y con la propia empresa. De hecho, se constituirá una comisión permanente en la que estarán presentes los representantes del comité de empresa, así como de los sindicatos UGT y CC OO, según explicó José Antonio Guijarro, presidente del comité de empresa.

La primera concentración se celebrará el próximo viernes 8 de febrero porque es necesario comunicarla a la subdelegación del Gobierno con ocho días de antelación.

Según Guijarro, "la plantilla ha viso, en esta reunión, la gravedad de la situación y la necesidad de adoptar medidas". Los trabajadores volvieron a insistir en que su voluntad es que Cemex ejecute las inversiones necesarias para que continúe la actividad en la fábrica. No obstante, fuentes de este colectivo reconocieron que tienen "todos los elementos en contra porque los vecinos no quieren que la fábrica siga donde está y los grupos políticos tampoco".

La plantilla no descarta elevar el nivel de sus protestas con la realización de paros parciales y manifestaciones, si no se atienden sus exigencias.

Responsables de la multinacional cementera y del Ayuntamiento de San Vicente del Raspeig tienen previsto reunirse la semana próxima. El encuentro es crucial porque Cemex deberá responder a la oferta planteada por la alcaldesa, Luisa Pastor. Si acepta el guante que le ha lanzado la primera edil, se iniciará el proceso de desmantelamiento para el que ya, en la última reunión se puso fecha de término: enero de 2010. Si por el contrario decide mantener la actividad, deberá hacer frente a las exigencias que le marque la Generalitat para poder obtener la autorización ambiental integrada, un permiso que habilita la continuidad de la fábrica y sin el cual se vería abocada al cierre. La Conselleria de Medio Ambiente ha decidido ampliar el plazo para la obtención de esta licencia hasta abril a las empresas que se encuentran en esta misma situación.

Fuentes del equipo de Gobierno de San Vicente han reiterado que la permanencia de la cementera está sujeta al cumplimiento explícito de toda la normativa ambiental. La cercanía entre la planta y el casco urbano es el principal motivo para que esgrime el PP para que la fábrica abandone la producción en estas instalaciones.

En su propuesta, el Ayuntamiento sólo ofrece la posibilidad de construir 500 viviendas en los terrenos que actualmente ocupa la cementera. Con las actuales edificaciones existentes en los barrios de El Tubo y Los Manchegos -próximos a la fábrica- sería posible solicitar la construcción de un colegio. En total sumarían unas 1.000 viviendas, el número mínimo para disponer de un centro educativo. Este dato confirma que el suelo no se recalificará en masa.