Una situación difícil de domar en las afueras de Mutxamel

Una finca de caballos provoca malestar vecinal, debido a la proximidad de este espacio destinado a los equinos y que se ha convertido en un foco de "olores, ratas y moscas"

El Ayuntamiento explica que se trata de una "problemática muy recurrente" cuando se implantan actividades propias de suelo no urbanizable cerca de zonas de suelo urbano

Polémica por un criadero de caballos en la periferia de Mutxamel

Alex Domínguez

Una situación con la que deberán aprender a convivir. Esa parece ser la única solución para un conflicto que se lleva produciendo varios años en un rincón a las afueras de Mutxamel. Concretamente, en la partida La Obrera, donde los pocos metros de separación entre una vivienda y una finca de caballos están siendo la causa de cierto malestar vecinal. 

Se trata de una controversia que el Ayuntamiento no solo conoce, sino que es capaz de plasmarla en unas pocas palabras: "Es una problemática muy recurrente, provocada cuando en un suelo no urbanizable se implantan actividades propias de este tipo de suelo, pero totalmente colindantes a zonas de suelo urbano, como es el caso". Esa es la explicación que transmiten desde el área de Urbanismo, cuyos integrantes reconocen que hay "varios expedientes disciplinarios abiertos, tanto de obras como de presunta actividad sin licencia".

Miembros de este departamento también informan que hay "denuncias constantes de centro ecuestre", pero que la parte denunciada sostiene que la instalación "solo es un criadero de equinos". Estas aclaraciones no convencen a los residentes del lugar, que lamentan que tienen que vivir con "olores, moscas, ratas que antes no teníamos...". En este sentido, los insectos se están convirtiendo en el principal dolor de cabeza, que llega a ser literal para la perra de una de las vecinas de la zona.

La perra de una de las afectadas, con las orejas protegidas de las mordeduras de las moscas.

La perra de una de las afectadas, con las orejas protegidas de las mordeduras de las moscas. / INFORMACIÓN

Y es que no son moscas comunes, sino "moscas de establo", tal como pudieron comprobar unos veterinarios que se desplazaron al lugar para evaluar el estado de una pastor alemán que tenía las orejas en carne viva. Así lo detalla la propietaria del can, que facilita una imagen que ilustra lo ocurrido. La dueña añade que se trata de "una zona con poca sensibilidad", por lo que el animal no se entera, pero las moscas le van "comiendo las orejas hasta quitarle trozos poco a poco", y el único remedio es ponerle "un esperadrapo en las puntas".

Las moscas también se está convirtiendo en una molestia para el resto de miembros de la familia, que sufren las mordeduras de estos voraces insectos sobre todo en sus piernas. El origen de toda esta situación se remonta a 2018, cuando "en el año 2018 compraron una finca colindante a la mía, con una pequeña casita y un terreno con árboles que era de una señora mayor que falleció". Una de las afectadas contempló cómo esta finca registró "un gran movimiento de tierra" con el fin de aplanar el terreno, en el que se levantó una nave cuya finalidad en un principio desconocían.

La cuestión es que las obras que suceden hasta que en mayo de 2022, una noche sobre las 23:30 horas "llegan varios camiones y por la mañana tenemos 15 caballos en la finca". "Imagínate 15 caballos haciendo sus cosas en una finca de tierra sin desagües, junto a un rio que linda con la finca", lamenta la responsable de un testimonio al que acompañan algunos documentos oficiales con el sello del Ayuntamiento de Mutxamel que dejan constancia de los diversos capítulos que arrastra este serial.

Orden de suspensión

En uno de estos escritos, se decretó la orden de proceder a "la suspensión inmediata de la actividad con traslado de los caballos allí ubicados a un centro autorizado". El Consistorio también indica que "se abrió un expediente de Sanidad", que en todo caso "se cerró tras informes que decían que los animales e instalaciones estaban en 'correctas condiciones', y que las molestias eran las propias de este tipo de actividades con animales".

Este podría haber sido el desenlace definitivo a una polémica que no está cerca de su final y que tuvo su último episodio conocido en forma de papeleo el pasado septiembre. Ese mes, el Ayuntamiento desestimó las alegaciones presentadas por la parte propietaria de la finca, que defendía que no en la parcela no se realizaba ninguna actividad hípica, sino ganadera, y que la vivienda dispone de todas las licencias para acoger a estos animales.

De hecho, este medio ha podido contactar con el responsable del espacio que se ha defendido de las críticas y ha recordado que su propiedad se adapta al límite de 21 caballos que estipula la Generalitat, y que todo esta conforme a lo que regula la Conselleria de Agricultura y Ganadería. El dueño de este terreno también revela que "el estiércol se lo llevan todas las semanas" y recalca que "está todo en regla, ha venido hasta el Seprona". "Es una cosa particular mía", afirma el hombre, que responde a las quejas con una controvertida comparación: "Yo también me puedo quejar de los perros y gatos que hay en otras casas".

Son "caballos particulares", remarca el implicado en esta disputa, una versión que choca con la que aporta una de las afectadas, convencida de que "estos animales están allí para su pupilaje, un negocio que no está permitido sin licencia". Opuestas versiones con demasiados frentes burocráticos abiertos a cada lado. ¿Suelo urbanizable o suelo urbano? ¿Actividad ganadera o actividad deportiva ecuestre? Preguntas que no ayudan a despejar las incógnitas en torno a un asunto que ya es pasto de la resignación de los vecinos: "Creo que nadie sabe muy bien que hacer y deciden no hacer nada".