Es la segunda mujer bombera de La Dipu donde actualmente hay 600 bomberos. Una profesión copada por hombres debido a la elevada carga de esfuerzo físico que requiere y que ella asegura haber alcanzado con mucho empeño y tesón. Y advierte que con un físico «que no es espectacular. Mido un metro sesenta. No soy muy grande». Durante su formación «tuve que entrenar mucho, sobre todo mis brazos, y a base de trabajo logré subir y bajar la cuerda y saqué un 10». Tiene muy claro que es una profesión que se puede alcanzar. «Ser bombero tienes que lucharlo como mujer y como hombre».

La primera gran prueba a la que se enfrentaba era el examen escrito. Se presentaron un millar de aspirantes y la superaron entorno a 400 «ahí está el corte, por mucho que entrenes si no estudias no apruebas», advierte.

Tras superar en la oposición a cientos de aspirantes forma parte del grupo de 116 nuevos bomberos que se incorporan al Consorcio y ahora todos se encuentran en pleno proceso de formación hasta el 18 de junio cuando le asignarán el parque donde deberá trabajar. Nadia Serrano se siente atraída desde siempre por los trabajos relacionados con las emergencias y ahora ansía entrar en acción y ayudar.

«Ser bombera es la élite, lo más grande a lo que se puede llegar en emergencias. Es estar donde nadie quiere ir y yo quiero estar ahí».

Tiene 33 años y es psicóloga de profesión. Antes de incorporarse al Consorcio Provincial de Bomberos trabajaba en una residencia de discapacitados psíquicos en Crevillente. Tiene muy interiorizada la profesión de bombero, de hecho, se acaba de convertir en compañera de su marido y de su cuñado que ya lo son.

«Me ha gustado desde siempre ser bombera, pero me necesitaba la confianza de sentirme capaz y cuando salió la convocatoria le eché todas las ganas del mundo porque era mi sueño. La clave está en convencerte de que sí que puedes».

Confiesa que ser psicóloga le ha ayudado a pasar las pruebas para ser bombera. Sobre todo a la hora de afrontar el extenso temario que preparó. Las claves para aprobar son «la fuerza de voluntad y estudiar mucho». Ha tenido que compaginar el estudio con el trabajo en la residencia lo que le obligaba a madrugar mucho y a arañar cualquier hora libre para estudiar horas y horas.

La condición física es fundamental y reconoce que sin ella es imposible pasar las duras pruebas físicas. Por eso, a las intensas jornadas de estudio añadía las de entrenamiento.

A pesar de que el principal hándicap de las mujeres para estar menos representadas en los cuerpos de bombero es la dureza del trabajo, Nadia asegura que «las pruebas físicas no eran para mí lo más difícil, he hecho deporte siempre, pero sí tuve que cambiar el entrenamiento». Recalca que no tiene «un físico espectacular», y lo que la ha ayudado a pasar las pruebas físicas el hecho de haber sido atleta durante 20 años. «Cuanto más en forma esté mejor. La fortaleza va con la persona porque yo puedo tener más fuerza que muchos hombres. No veo la distinción».

«Me tratan como uno más y no siento ninguna diferencia. Me digo, puedo con esto igual que vosotros», cuenta Nadia, para quien la meta diaria es consigo misma «quiero hacer el trabajo lo mejor posible y no siento que tengo que demostrar nada por ser mujer y ahora me siento contenta y muy feliz». Siente una gran ilusión por hacer su primera guardia y ya imagina sus intervenciones y la emoción en algunos de ellos «cuando ayudas a alguien te mira a la cara y te da las gracias. Me emociona pensarlo».