La colombicultura goza de un gran éxito en la provincia, que cuenta con alrededor de 14.000 personas federadas a este deporte. Así, Alicante es una de las que más licencias agrupa de toda España, pero también una de las zonas en la que más robos se producen de palomos de competiciónrobos palomos de competición. Los colombicultores, cansados de los constantes hurtos de sus animales, reclaman medidas judiciales más sólidas, así como una mayor implicación de las fuerzas de seguridad en la vigilancia de las áreas susceptibles y en la búsqueda de los animales sustraídos y de los ladrones.

En lo que va de año, la Federación de Colombicultura de la Comunidad Valenciana ha computado unas 120 denuncias de particulares a los que les han robado sus palomos de competición. Una cifra que, según el presidente del Comité de Inspecciones, Carmelo Andreu, es mayor a la suma de las sustracciones que se registran en el resto de España.

En cuanto a la provincia de Alicante, la Vega Baja y l'Alacantí son las dos comarcas que se encuentran a la cabeza de los robos. En municipios como Rojales, Almoradí, Orihuela, Sant Joan d'Alacant o Mutxamel, las sustracciones de palomos de competición son constantes y pueden llegar a sucederse cada semana. Sin ir más lejos, el pasado lunes de madrugada robaron cerca de 40 palomos de una caseta en la urbanización Gialma de Mutxamel, en la que una veintena de colombicultores de la zona cría a sus animales. Los ladrones hicieron un butrón en la fachada para poder acceder al interior del palomar y vaciaron los sacos de pienso para meter a las aves para llevárselas. Un hurto que los afectados valoran en cerca de 20.000 euros. Además, en esta misma caseta se produjo otro robo hace dos semanas.

Los ladrones que, tal y como detalló Carmelo Andreu, suelen ser menores de edad, utilizan a los palomos para divertirse soltándolos en la calle, como entrenamiento para los pollos o gallos de competición, para llevar a cabo prácticas de brujería o para participar en concursos con anillas federativas falsas, para lo que les aplican un tinte de cabello en el plumaje para modificar su aspecto.

En cuanto a las técnicas que se utilizan para cambiar la identificación del ave, una de ellas es meter la pata en vinagre durante toda una noche para que encoja y poder meter otra anilla. También a quien les corta un dedo, aunque en este caso el palomo puede perder valor y es una señal evidente de que ha sido sustraído, por lo que se utilizará únicamente para criar.

Pero los robos no se limitan a los criaderos de palomos, sino que también suceden en plena competición. Y es que, los mismos ladrones participan en las sueltas para conocer a los palomos más competitivos y sustraerlos. Así, en pleno vuelo, sueltan a una hembra para atraer a los animales y cazarlos e, incluso, se quedan con los sistemas gps que algunos llevan en la cola y cuyo valor es de unos 100 euros.

En estos casos, el objetivo de los amigos de lo ajeno es vender los palomos, que pueden llegar a tener una validez de más de 20.000 euros según el nivel en el que compitan. «Son como futbolistas», matizó uno de los afectados por los robos. Así, las aves más valiosas son las que participan en el Campeonato de España y en Alicante hay una docena que compite en esta categoría.

Amenazas y extorsiones

Colombicultores de la comarca de l'Alacantí afectados por los robos han denunciado haber sufrido amenazas de muerte y extorsiones tras el robo de sus palomos. Y es que, los animales portan una anilla en la que aparece el número de teléfono del propietario y que los delincuentes utilizan para enviar mensajes y vídeos al WhatsApp pidiendo un rescate por sus aves.

Los afectados, que no han querido revelar su identidad por miedo, aseguran estar «muy cansados» de denunciar en balde. «Yo he puesto cuatro denuncias ya. Me rompieron el cristal de mi coche y me mandaron un vídeo pidiéndome 1.000 euros. Queremos que se haga justicia», manifestó un damnificado de El Altet. «En las sueltas hay cables de alta tensión, farolas, zorros, chalets con perros y gatos, eso es natural y lo tenemos asumido. Pero encima de que un palomo pasa todo eso se meten en tu casa, te revientan la cerradura, se los llevan y encima te piden rescate. Son todos disgustos», declaró otro colombicultor.