Asturias se trasladó a San Vicente del Raspeig de la mano de la capitanía de los Astures. Las comparsas cristianas esquivaron a la lluvia que amenazó todo el día y que sobre las nueve cayó levemente y pusieron en escena lo que llevan un año acariciando y trabajando. La Entrada Cristiana llenó el municipio de festeros y de espectadores con ganas de fiesta y hubo, colorido, majestuosidad, mucha y variada música y espectáculo.

Fueron los Astures los encargados de abrir la Entrada y de generar admiración con una puesta en escena asturiana en la que hubo gaitas, trajes y bailes típicos, un horreo, escanciadores de sidra y muchas banderas de Asturias.

Y en una puesta en escena asturiana no podía faltar el misterio y lo sobrenatural, presentes con personajes de la mitología asturiana como el diañu, un ser mitad hombre mitad cabra. Representantes Astures de otros municipios como Crevillent, Benidorm, Santa Pola, Elche, Novelda o Aielo de Malferit acompañaban el boato como tocayos de comparsa.

Hace diez años que los Astures habían sido capitanía y se notaban las ganas de repetir. Una espectacular carroza con un oso como símbolo principal transportaba, llenos de orgullo y de emoción, al capitán Juan Jesús Jiménez y a la abanderada Inmaculada Aliaga. En un lugar destacado su hijo que padece una discapacidad y que disfrutó junto a sus padres de la alegría del momento. Y con ellos, el capitán infantil Luis Alcaraz y la abanderada infantil Carmen Jiménez Aliaga.

Tras el capitán viajaban diez caballeros que no dejaron de agitar sus armas y de mostrar la euforia de un día especial y entre ellos un insigne Astur, el alcalde de San Vicente, Jesús Villar, disfrutando del momento especial para su comparsa.

Los Astures habían estado precedidos por las Reina de las Fiestas y la Reina de la Primavera con sus respectivas Cortes de Honor que abrieron un desfile en el que les acompañaba una batucada y junto a ellas una agrupación musical y un sexteto de cuerda interpretando el Concierto de Aranjuez. Los pendones y banderas de la Unión de Comparsas Ber Largas anunciaban a continuación el crucial momento de las huestes cristianas. A la capitanía le siguieron los Navarros, y a ellos la comparsa Cristians, detrás llegaban los Contrabandistas, a continuación los Maseros, luego los Nómadas, después los Caballeros Templarios, les seguían los Estudiantes y tras ellos los Visigodos para cerrar el desfile la comparsa que ostenta la Alferecía, los Almogávers y al mando de la misma, Juan Carlos Olmo.

Destacaron los espectaculares trajes y maquillajes y la puesta en escena de todas ellas que lograron mantener atentos a miles de espectadores a lo largo de la avenida Ancha de Castelar.

La Federación de Moros y Cristianos Ber Largas se ha esforzado este año para que los parones sean los mínimos y las comparsas e incluso las mismas filadass estuvieran cerca unas de otras para evitar que, como en otros años, hubiese tiempos muertos de espera. El presidente, José Ramón Pastor, ataviado de Templario, explicaba antes de salir a desfilar la «ilusión» puesta en las Entradas y reconocía el temor de que apareciera una lluvia que desluciera un acto que lleva un año preparándose.

Otra de las apuestas de la Unión ha sido la música que se ha convertido en protagonista especial este año en los actos de fiesta con gran presencia de bandas, porque, como destacaba el presidente de la Federación, «nuestra fiesta es pólvora y música». En la Entrada de ayer las diez comparsas cristianas echaban el resto, sabedores de que un jurado calificaba la calidad de la banda como el número de componentes.De la misma forma, filadass y cabos son juzgados para conocer cuáles son las mejores en el desfile, y en noviembre se conocerá el resultado.

La pólvora también es protagonista este año especialmente porque San Vicente es el municipio donde se estrena la nueva normativa, que ha gustado poco a los festeros.

Pólvora que atronó a medianoche durante la Embajada Mora que cumplió 30 años. Ber Largas quiere que sea vistosa y emocionante. El espectáculo contó con especialistas que pusieron en escena arriesgadas escenas de lucha. Hubo batalla cuerpo a cuerpo y sobre caballos y hasta un asalto al castillo.