Una patrulla del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Xixona se ha incautado en una vivienda en El Campello de quince ejemplares de una tortuga catalogada como especie con especial protección, según han informado fuentes de la Benemétita.

Los agentes acudieron a un domicilio de El Campello para comprobar las condiciones en las que se encontraba un terrario lleno de tortugas aquejado por los malos olores. En el lugar encontraron quince tortugas de la especie tortuga mora (Testudo graeca), una especie autóctona de la zona del Mediterráneo e incluida en el Convenio CITES como especie vulnerable, que durante años algunos particulares han sucumbido a la tentación de tenerla como mascota.

La tenencia de este tipo de animales protegidos, requieren de la pertinente documentación veterinaria, al ser especies vulnerables, y desde la reforma del Código Penal de 2015, carecer de dicha documentación es un delito relativo a la protección de la flora y la fauna, han añadido las mismas fuentes.

Las autoridades ya dieron un plazo para la regularización de estos animales, pero el dueño de estas tortugas, carecía de cualquier documentación que acreditara su lícito origen, por lo que los agentes han procedido a investigar, en El Campello, a este español de 58 años por un presunto delito relativo a la protección de la flora y fauna por la posesión de una especie con especial protección (vulnerable). Las tortugas han sido incautadas y han quedado depositadas en un núcleo zoológico de la zona.

Esta no ha sido la única actuación de la Guardia Civil de Alicante en la provincia en defensa de la naturaleza, ya que agentes han investigado en Orihuela a una mujer española de 29 años, como presunta autora de un delito de intrusismo profesional y un delito de falsedad documental, tras detectar varias irregularidades en cartillas veterinarias de varios perros, que habían sido llevados a clínicas veterinarias de Orihuela y en Santomera (Murcia).

Los animales, que tenían su procedencia en la provincia , tenían una cartilla veterinaria en las que constaba el pedigrí, además de diversas vacunas y desparasitaciones. Sin embargo esas cartillas no tenían el formato oficial que está regulado por la Consellería de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural de la Generalitat Valenciana, ni los datos de las vacunas y desparasitaciones tenían el sello, firma y nº de colegiado del veterinario que supuestamente debía haberlos suministrado al animal.

Los agentes investigaron la procedencia de todos y cada uno de los animales con estas cartillas falsas, averiguando que los dueños, habían comprado los animales por internet, han añadido las mismas fuentes.

Tras realizar las pesquisas pertinentes, la investigación condujo a una mujer de 29 años, que podría llevar al menos 6 años vendiendo perros y gatos de diferentes razas. En esta ocasión, fueron dos los cachorros de raza chihuahua los que entregó junto con una cartilla sanitaria que no era oficial, y que a pesar de tener la pegatina de la vacuna, no tenía la firma ni el número del veterinario colegiado correspondiente, con el consiguiente riesgo para la salud de los propietarios y de los animales, al desconocer su procedencia o su correcta administración.