El Campello afronta su cuarto año consecutivo con los presupuestos de 2014 prorrogados. Mientras que el cuatripartito formado por Compromís, PSOE, Partido del Campello y el edil no adscrito David Alavés aseguran ahora que esperan llevar a pleno las nuevas cuentas en marzo, desde la oposición afirman que no se creen ya nada después de las «continuas tomaduras de pelo» e incumplimientos del equipo de gobierno sobre este tema, y la parálisis general que sufre la Corporación. Y es que El Campello es el municipio que hace más tiempo que no aprueba unas cuentas, junto con la población de Salinas (unos 1.500 habitantes), lo que evidencia el tremendo desfase de sus actuales presupuestos.

PP, Ciudadanos y EU siguen a día de hoy sin tener un borrador de las cuentas, a pesar de que el último compromiso incumplido fue que la oposición contaría con ese esbozo para estudiarlo en navidad y poder sentarse a negociarlo en enero. Mientras, los presupuestos de 2014, elaborados y aprobados en solitario por en entonces equipo de gobierno del PP y Decido, sigue vigentes, y las arcas municipales continúan creciendo, con más de 30 millones de euros en los bancos y sin deudas financieras. Y es que el ejecutivo dirigido por Benjamí Soler no ha llegado a poner sobre la mesa unas cuentas para su aprobación en casi tres años de mandato, y la única reunión sobre presupuestos, una primera toma de contacto, se remonta a enero de 2017.

Desde el PP su portavoz Juanjo Berenguer recuerda que «los presupuestos definen cuáles son las políticas de un equipo de gobierno, pero llevan ya casi tres años y no sabemos nada de ellos. No sabemos cuál es su rumbo, adónde vamos. La única reunión fue en enero de 2017, donde nos mostraron ingresos y contratos, ya está. Tenemos la sensación que no saben adónde van, y la inactividad es total. Ni las pequeñas cosas como mantenimiento o reparaciones del Parque Central son capaces de llevar a cabo».

Además, Berenguer recordó que la incorporación al ejecutivo en noviembre de 2016 del PSOE, que ostenta el área de Hacienda, «no ha cambiado nada y todo sigue igual de parado». Hay que recordar que pese a la ampliación del equipo de gobierno, sigue en minoría con 9 ediles frente a los 12 que suman la oposición, por lo que requiere el apoyo de un grupo o alguna abstención para sacar adelante las cuentas.

Por su parte el edil de EU Pedro Mario Pardo explicó que «no entendemos por qué está paralizado este tema, qué o quién bloquea su salida adelante. Seguimos sin reunirnos para ver los presupuestos y alguien debería responsabilizarse de esta situación», lamentando la falta de planificación y que El Campello tenga las cuentas más desfasadas de la provincia.

Del mismo modo el portavoz de Ciudadanos, Julio Oca, calificó la situación de «tomadura de pelo», ya que «seguimos sin ningún documento ni reunión. Dudamos que vayan a sacar nada adelante porque no tiene voluntad. Ya dijimos que para empezar a negociar tenían que comprar los aparatos olfatométricos para controlar las emisiones de la planta de basuras, pero no está entre las prioridades del equipo de gobierno. Estamos dispuestos a aportar ideas pero no tienen interés y parece que nadie les va a apoyar».

Recta final

Por su parte el alcalde aseguró ayer que la aprobación de las cuentas es la principal prioridad e insistió en que «nuestro compromiso es que habrá presupuestos de 2018 sí o sí». Explicó que ayer tenían una reunión en Intervención, que los capítulos de Personal y contratos están ya cerrado, y que falta el último «empujón», por lo que espera que la semana que viene se pueda empezar a negociar con la oposición y llevar las cuentas a aprobación en marzo.

El edil de Hacienda, el socialista Pepe Varó, también mostró su convicción en una pronta resolución y que finales de esta semana o principios de la próxima pueda estar el documento listo para debatirlo. Varó señaló que «los grandes números ya están, falta concretar. No queremos presentar unos números irreales, sino que tengan visos de realidad», lamentando que continuamente aparecen imprevistos o sentencias judiciales que obligar a retocar los números.