Suele tocar en iglesias, catedrales y palacetes de todo el mundo, pero nunca antes lo había hecho en un horno de productos gourmet. Joxe Benantzi Bilbao, profesor de clave y órgano del conservatorio Guitarrista José Tomás de Alicante, actuó ayer entre el público que llenó el horno de una casa tradicional de Busot del siglo XIX donde se elaboran mermeladas, galletas de jengibre y pan ácimo. «Hacer música en las casas era algo muy normal en el siglo XVIII. Y es algo que ahora se está recuperando en toda Europa», explica el profesor Bilbao, quien se remite al libro «El viaje musical por Francia e Italia en el siglo XVIII de Charles Burney» donde se refleja perfectamente «la miseria de la época, lo mal que comían, y a la vez, la cantidad de cultura que había y cómo se vivía en las propias casas». El profesor explica que un horno es un centro cultural, una forma de alimentar el espíritu mientras se alimenta el cuerpo.

La filosofía de los propietarios es la de crear una pequeña familia y fomentar la cultura. «Nuestra casa está muy en sintonía con su origen. Entablamos una relación con el cliente, potenciando la cultura y la alimentación. Elaboramos alimentos selectos y cuidados», explica el propietario de Doce Confituras, Carlos Poveda, que señala que Busot es el municipio perfecto para enclavar su confitería de productos gourmet que ya ha cumplido seis años. El propietario es además el primer autónomo de la Comunidad que logró la consideración de trabajador en la cocina de su vivienda habitual. Busot ayer se llenó de música, cultura y dulce.