El tripartito de San Vicente del Raspeig respira aliviado por la aprobación de sus presupuestos de 2018. El apoyo de los dos concejales no adscritos le ha dado una bocanada de aire al equipo de gobierno formado por PSOE, Guanyar y Compromís, que van a gestionar un presupuesto de casi 41 millones de euros. Sin embargo, hay un sabor agridulce porque lo que el tripartito quería evitar a toda costa era que los presupuestos salieran adelante con el único apoyo de dos tránsfugas, que ha sido lo que ha ocurrido. Los días previos al pleno del jueves el equipo de gobierno mantuvo reuniones con todos los partidos de la oposición tratando de lograr apoyos.

El portavoz socialista, José Luis Lorenzo, decía ayer que en 2018 «vamos a poder gestionar» y aseguraba que no va a haber compensación por el apoyo recibido por los no adscritos, Auxi Zambrana, expulsada de Sí se Puede, y Juanma Marín, quien se había dado de baja de Ciudadanos. En este sentido, señaló que la máxima contrapartida será «acelerar la relación de puestos laborales». Lorenzo aprovechó para arremeter contra su exsocio de gobierno Sí se Puede, al que acusa de haber votado negativamente «de forma previsible» y de «hacer pinza con el PP».

Mientras, la concejal de Guanyar, Mariló Jordá, reconocía que «habría preferido el apoyo de Sí se Puede» y explicó que las enmiendas que presentó esta formación no fueron admitidas por defecto de forma. De no ser así, «habríamos sumado su apoyo porque las enmiendas eran asumibles», aseguró. Mientras, el portavoz de Compromís, Ramón Leyda, dijo que las cuentas se han aprobado con «previsión y participación de todos los grupos». En la oposición, el PP lamentó que «a la vista de lo que ocurrió en el pleno», la reunión propiciada por el tripartito con la oposición «fue un postureo» porque, según señaló la portavoz, Mercedes Torregrosa, «pensamos que ya estaba todo hablado con los tránsfugas. De hecho, los no adscritos no tomaron la palabra y se limitaron a levantar la mano».