Llevaba a su hijo de 12 años a hacer un curso en el Centro Juvenil Los Molinos y se encontró varios días seguidos con un menor que utilizaba los ordenadores del local para navegar por páginas de contenido sexual. La mujer lo denunció ante el Civic, la Oficina de Atención al Ciudadano, al comprobar que en un centro donde acuden habitualmente menores no había un control en las páginas donde navegan lo usuarios, hasta el punto de acceder a este contenido. En Los Molinos el acceso a los ordenadores es libre y gratuito. Hay 12 en la sala de informática y otros dos más de consulta en uno de los pasillos.

Antes de denunciarlo ante el Ayuntamiento, la mujer asegura que previamente se había quejado a la funcionaria que había en el centro juvenil para advertirle de lo que pasaba. E incluso llegó a hablar con el menor sobre lo que estaba haciendo.

La mujer pide que se pongan filtros para que no se pueda acceder a todo tipo de contenido en un lugar al que acuden menores y que se controle más y mejor.

El concejal de Juventud, Javier Martínez, admite que este hecho es «puntual y aislado». Y afirma que tras tener conocimiento de la denuncia de la madre localizaron al chico que había accedido a las páginas para advertirle «de que no podía seguir haciendo eso».

«La seguridad no es toda la que debiera ser», reconocía el responsable de Juventud: «Tenemos bloqueos, pero hay palabras que no se pueden bloquear y algunos han encontrado recovecos para acceder». Y afirma que en el Centro Juvenil Los Molinos los ordenadores no permiten ver páginas de contenido pornográfico «pero a través de una búsqueda pueden llegar a páginas con contenido sexual y es muy difícil poder controlar eso».

Martínez explica que la Concejalía tiene muchas páginas bloqueadas en los ordenadores que pone a disposición de los jóvenes. Y advierte que, de hecho, están en el pasillo para evitar la privacidad y que se produzcan casos como la navegación por páginas sexuales o contenidos violentos. Pero también admite que el personal, compuesto por dos personas, no puede dedicarse a vigilar lo que hacen los usuarios en internet.

A todo ello, el concejal de Juventud advierte de que «esta situación no es culpa de la Concejalía, yo puedo hacerme responsable de las actividades y de los monitores, pero no me puedo hacer responsable de que un chaval se meta en páginas porno».

El edil señala a la Concejalía de Informática como la responsable que debe de poner medidas para que existan cortafuegos que pongan más difícil a los jóvenes poder acceder a cualquier página. «Ya he hablado con ellos y les he expuesto lo que ocurre porque la red de ordenadores públicos es la misma en la biblioteca y en la Agencia de Desarrollo Local», declaraba el edil de Juventud. Y apunta que lo ideal sería tener un control de usuarios, un sistema de autentificación para que se acceda a los contenidos con sus propias claves para que fueran responsables de aquello que visualizan.

«Prácticamente imposible»

Desde la concejalía de Informática aseguraron desconocer esta denuncia y estar «totalmente sorprendidos», contaba el concejal Manuel Martínez, sobre una petición de mayor seguridad que, asegura, no se ha hecho.

«Todos los ordenadores tienen instalado un programa, el Sonic Wall, que es un cortafuego de control de contenidos. Pero en la navegación es prácticamente imposible controlar al 100% el acceso», reconoce el concejal de Informática, que ayer mismo hizo la prueba y encontró dos bloqueos pero sí pudo acceder en otras dos ocasiones a contenido de sexo explícito. Manuel Martínez explica que el sistema más efectivo «que hemos recomendado a Juventud es uno de identificación de usuario con permiso de acceso definiendo los perfiles por edad, menores de 16 años, de 16 a 21 y a partir de 21 años y así poder restringir contenidos y hacer un control adecuado».

Martínez señala que es «el sistema más fiable y no tenemos problema en implantarlo, lo hemos ofrecido y no hemos obtenido respuesta».