Los vecinos del casco antiguo de Xixona sufrieron ayer un buen susto cuando, minutos antes de las 11.00 horas, un antiguo edificio de cuatro plantas situado en la calle Galera se derrumbó sobre la calzada. En el interior del inmueble, deshabitado desde hace una treintena de años, se encontraba el hijo de los propietarios que, afortunadamente, no resultó herido al estar en la parte trasera del edificio, que quedó en pie.

Los residentes de las viviendas colindantes relataron que se vivieron momentos de pánico porque escucharon un fuerte estruendo y, segundos después, la calle del Galera y la calle del Raval se llenaron de polvo procedente de los escombros. Los vecinos, conocedores de que un hombre había accedido a la vivienda, comenzaron a llamarle a gritos y, al no obtener respuesta, se pusieron en contacto con la Policía Local y llamaron a una ambulancia. «He salido a la calle y he llamado a los municipales porque llamábamos al hombre y no contestaba», relató una señora que vive en el número 4 de la calle del Raval. «De repente se ha oído un ruido grandísimo y he cogido a mi perro para salir corriendo. Un susto grandísimo, porque estas casas están apoyadas unas con otras y pensaba que la mía se me caía encima», añadió.

El destino y la suerte también hizo que una mujer que segundos antes cruzó la vía se librara de la caída de los escombros. Así lo aseguraba Gloria Ramos, que vive en el bloque que se encuentra justo en frente de la parte del edificio que no se desplomó. Con lágrimas en los ojos y visiblemente nerviosa, Ramos explicaba que en el momento del desastre se encontraba en el balcón de su vivienda porque escuchó «como caían piedrecitas». «Lo he visto todo. Una señora ha echado a correr y ha parado en frente de mi puerta. Ha sido el destino que no le pillara y gracias a Dios no le ha pasado nada», manifestó.

En la misma línea, Miguel Ángel Núñez, dueño de la tasca que se encuentra justo al lado del inmueble que se derrumbó, narró que en el momento del accidente se encontraba en la calle cuando comenzó a ver que caían cascotes. «Me han faltado piernas para correr. Por suerte no ha pillado a ningún coche ni a ningún peatón porque es una calle bastante transitada, la vía principal de todo el casco antiguo», contó Núñez, cuyo local ha sido precintado, además de las viviendas del número 2 de la calle del Raval, donde solo vive una familia en el tercer piso.

Los vecinos de la zona aseguraron que, desde miércoles, el hijo de los propietarios del inmueble desplomado estaba realizando algún tipo de trabajo en el interior de la vivienda porque escuchaban «que picaba la pared».

Otras fuentes afirmaron que se encontraba retirando el cobre que pudiera haber en la vivienda y otros elementos de valor.

Los testigos también destacaron la rapidez con la que actuaron la Policía y los Bomberos, que rescataron al hombre por la parte trasera de la vivienda.

Hasta la zona acudieron cuatro vehículos del Parque de San Vicente del Raspeig y se ha movilizó también el helicóptero de rescate Alfa 1.

Un pasadizo

El pasado jueves la Policía Local de Xixona cerró la calle Galera al tráfico rodado y al paso de peatones por la caída de cascotes. Días después y hasta que se llevara a cabo el derrumbe controlado del edificio, se instaló en la vía un pasadizo de andamios para poder reabrir la circulación, una estructura que no ha soportado la caída del inmueble.

Por su parte, la alcaldesa de Xixona, Isabel López, aseguró que el Ayuntamiento ha enviado numerosas órdenes de ejecución a los propietarios que «se han desoído» y que, con la caída de cascotes de la semana pasada «habían accedido a hacerse cargo del derrumbe», que estaba programado para el mes de octubre pero que, debido a este incidente, tiene que llevarse a cabo «con urgencia». «Lo importante es la seguridad, desescombrar y proceder al derribo y si no responden el Ayuntamiento actuará», afirmó. López.