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Busot

Atractivo turístico a ritmo ancestral

El Museo de la Música Étnica recibe 24.000 visitantes en un año y se consolida como oferta conjunta a las cuevas del Canelobre

Carlos Blanco, responsable de la colección del Museo de Música Étnica de Busot, en una sala del recinto. INFORMACIÓN

El Museo de la Música Étnica-Colección Carlos Blanco Fadol de Busot se ha consolidado como un atractivo de referencia al recibir 24.000 visitantes en el último año, al tiempo que se ha convertido en un complemento a las cuevas del Canelobre, el otro punto turístico destacado del municipio. La venta de entradas conjuntas para ambos espacios ha repercutido de una manera muy positiva sobre estos dos lugares, y de una forma indirecta también a diferentes establecimientos y servicios de la localidad, tal y como ha explicado el responsable del recinto cultural, Carlos Blanco.

La colección, que suma alrededor de 4.000 piezas muestra instrumentos musicales tradicionales de 145 países del mundo, aunque presta una especial atención a la etnografía de la Comunidad Valenciana con piezas que representan la tradición ancestral de esta manifestación cultural. El director del museo destaca que se trata del único recinto del territorio autonómico que «reúne y exhibe en una vitrina todos los instrumentos musicales» autóctonos, de los cuales se ofrece información a través de pantallas táctiles, además de ofrecer demostraciones de su sonido con músicos nativos. Carlos Blanco incide en que estos instrumentos «formaron parte de la cultura de nuestros abuelos», muchos de los cuales «están desapareciendo», motivo por el cual resulta de vital importancia tanto su preservación como el que pueda mostrarse de qué forma se tocan y suenan.

El recinto abrió sus puertas hace dos años -se cumplirán el próximo mes de septiembre- y es de titularidad municipal. Según indica su responsable, desde el Ayuntamiento se consideró oportuno ofrecerlo como atractivo turístico de manera conjunta con las cuevas del Canelobre porque los visitantes de ese espacio «así también acudirían al casco urbano», con la consiguiente repercusión positiva para el conjunto del municipio. La iniciativa, añade, ha resultado un éxito, tal y como reflejan no sólo las 24.000 personas que han acudido a él en un año, sino también el hecho de que únicamente durante los días de Semana Santa lo visitaran 1.500 personas. Desde la apertura, la cifra de asistentes ronda los 36.000.

La colección hace un recorrido no sólo geográfico por los instrumentos tradicionales de distintas partes del mundo, sino también histórico. Así, entre sus piezas destacan una campanilla de bronce del siglo III antes de Cristo, una lira de Etiopía realizada con un cráneo humano, tambores de Myanmar -la antigua Birmania- recubiertos de chapas de oro o un gigantesco tambor del Congo del siglo XIX, la última adquisición hasta ahora. Carlos Blanco señala que esta pieza, hallada en un anticuario de València, fue probablemente traída a Europa por colonos belgas, lo que permitió su preservación. El director del museo señala, como nota curiosa, que muchas personas de origen africano acudían a este anticuario sólo para poder ver el tambor.

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